El que sabe un poquito sobre la historia del Villarreal en Primera División sabe que en su mayoría no se entiende un centro del campo sin Bruno Soriano. Sin él, el Submarino no solo pierde su timón. Pierde el epicentro de una filosofía arraigada durante tantos años en un equipo preparado para ganar a través de su medular.
El de Artana no juega un partido oficial desde el 21 de mayo. En julio pasó por quirófano por unas molestias que arrastraba en la tibia y que le impedían jugar con normalidad. Ha estado cuatro meses de baja y aunque ya entrena con el grupo, todavía no se ha estrenado en una convocatoria este curso.
Sin embargo, y aunque su ausencia ha sido destacable, un futbolista de apenas 21 años le ha sustituido con una templanza impropia de un chaval de su edad. Rodri, que debutó con el primer equipo un 17 de diciembre de 2015 en Copa ante el Huesca, se ha convertido en apenas dos años en una realidad. Un jugador llamado a ser el heredero de un centro del campo envidiable con Manu Trigueros como escudero.
Si la temporada pasada comenzó a acaparar elogios, en esta le llueven ofertas. Ya ha disputado 17 partidos, 15 de ellos como titular, siendo el jugador de campo con más minutos. Contaba con la confianza de Escribá, pero todavía más con la de un Javier Calleja que le ha entregado las llaves. Partido a partido demuestra una madurez, una sobriedad defensiva y un talento que le auguran un futuro brillante.
Quizá por ello en el Atlético se tiran los pelos. Allí fue el dueño del centro del campo en alevines, infantiles y cadetes. Sin embargo, en el Juvenil, su importancia disminuyó y sus entrenadores le colocaban de segundo punta. «Es demasiado bajito para ser pivote», decían los jefes de la cantera rojiblanca, con Julián Muñoz al mando. Ahora mide 1,90m, es indiscutible en la sub-21 y aunque vuelva Bruno, tiene pinta de que va a ser difícil sacarlo del once. Un rombo formado por hasta cuatro hombres de la cantera (Bruno, Trigueros, Fornals y el propio Rodri) coge fuerza: «Los cuatro son jugadores de mucha calidad, jugadores que se asociarían con mucha facilidad y eso será seguro muy bueno para el equipo», dijo Calleja a principios de mes.
Según la prensa madrileña, el Atlético está decidido a repescarle el próximo verano, y el Villarreal negocia para que su cláusula, de tan solo 12 millones, ascienda a 40. Firmaría hasta 2022 y el jugador podría salir por una cantidad que agradaría al Submarino (llegó a coste cero) … o quedarse y tapar el hueco que algún día dejará Bruno. Está en su mano.
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