Un año después de su huida a Estados Unidos, Grigori Rodchenkov se dejará ver por primera vez. El exdirector del laboratorio antidoping de Moscú es el protagonista del documental que se estrena en el Festival de Sundance. «Algunas figuras en el Kremlin contendrán la respiración», escribió el ‘Mail on Sunday’, que como muchos otros espera que el científico ruso de 58 años aporte en el film revelaciones espectaculares sobre el doping sistemático en Rusia y sobre su papel en el esquema.
Rodchenkov cuenta lo que sabe en la película documental ‘Icarus’, una cinta de 110 minutos sobre el escándalo de dopaje ruso que ha sido rodada durante tres años por el realizador Bryan Fogel. El título elegido es un símbolo: en la mitología griega Ícaro trató de llegar demasiado alto y cayó. La película podría convertir a Rodchenkov -para algunos un valiente, para otros un traidor- en el enémigo público número uno en su país.
«Él ya teme por su vida», advirtió el rotativo, que augura que Rodchenkov se convertirá en «uno de los fugitivos más famosos del mundo». El químico se mudó en enero de 2016 a Los Ángeles porque en Rusia ya no se sentía seguro. Durante nueve años, de 2006 a 2015, Rodchenkov dirigió el laboratorio de Moscú, puesto que tuvo que dejar cuando la Agencia Mundial Antidoping (AMA) acusó a Rusia en noviembre de 2015 de destruir 1.400 muestras.
Según sus propias palabras, el científico dirigió al mismo tiempo un programa oculto para mejorar de forma prohibida el rendimiento de los deportistas rusos. Además, reveló que junto a la agencia antidoping nacional (RUSADA) encubrió casos positivos. Rodchenkov, que nació el 24 de octubre de 1958 en Moscú, fue atleta en su juventud. Tras sus estudios de química, empezó a trabajar en 1985 en el centro antidoping de Moscú. Luego cambió a la industria de la computación y la energía, pero regresó al laboratorio en 2006.
Fogel conoce al científico ruso desde 2014. Desde entonces están en contacto. La colaboración para el documental que se estrenará en Park City, en el estado de Utah, podría suponer una nueva sacudida para el presidente ruso, Vladimir Putin, y generar nuevas olas en el mundo del deporte.
Foto principal: EMILY BERL / NYT