La imagen del jamaicano Usain Bolt destartalado, hundido en la pista del Estadio Olímpico de Londres, derrotado por el paso del tiempo y por su propio cuerpo, refleja a las mil maravillas que retirarse a lo grande, en lo más alto, es un hito prácticamente inalcanzable en el deporte.
El probablemente mejor atleta de todos los tiempos puso fin a su trayectoria con una lesión en su última carrera, el relevo 4×100 que se disputó el sábado en los Mundiales de la capital británica. Fue un epílogo triste para el hombre más veloz del planeta.
«Es una afrenta, un K O, una abdicación (…) Un último espectáculo sin magia. Nadie se había imaginado tanto sufrimiento: Bolt en el suelo, las manos tapando los ojos, él no quería ver su propio final», escribió hoy el diario italiano «La Reppublica».
Bolt, de 30 años, llegó muy justo de fuerzas a los Mundiales y la carrera del 100 ya le bajó de los cielos. Fue bronce con un tiempo de 9,95 segundos, muy lejos de aquellos 9,58 con los que asombró al mundo en Berlín 2009.
Así, con un bronce y una lesión, el caribeño se unió a la larga lista de leyendas del deporte no lograron estirar su dominio hasta el final.
Ni Mohamed Alí, ni Pelé, ni Diego Maradona, ni Michael Jordan, ni Jack Nicklaus, ni Michael Schumacher, ni Lance Armstrong acabaron su carrera siendo los reyes en sus deportes. En muchos casos, incluso, terminaron hundidos.
Sólo el nadador Michael Phelps puso punto y final desde lo más alto, con sus cinco oros en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. No obstante, el «tiburón» de Baltimore conoció las cloacas del deporte justo antes de su primera retirada.
Todos tenían escrito un guión diferente para el final de Bolt, que acumula 11 títulos mundiales y otras ocho medallas olímpicas de oro. Después de su trébol dorado en los Mundiales de Pekín 2015, aseguró que los Juegos de Río 2016 serían posiblemente su última gran competición.
«Me encantaría estar en Londres, pero creo que el deporte no es tan divertido como solía ser. Es más exigente. No puedo disfrutarlo todo lo que querría porque tengo que sacrificarme mucho más», dijo Bolt hace dos años.
Entonces, ¿por qué compitió Bolt en Londres? «Después de Río mis patrocinadores quieren que siga un año más, pero mi entrenador me dijo: ‘Escúchame, si no te vas a tomar en serio los Mundiales de Londres es mejor que entonces igual no vayas’«, señaló en Pekín 2015 el jamaicano.
Bolt firmó en 2013 un contrato con su firma deportiva, la alemana Puma, hasta los Juegos de Río 2016. Diez millones de dólares por temporada era el acuerdo, más otros diez en caso de que correr en los Mundiales de Londres. A partir de ahora, se embolsará cuatro millones por cada temporada como embajador de la marca.
Compitiera o no por presiones de su principal patrocinador, lo cierto es que Bolt, el hombre que revolucionó el atletismo con sus marcas y su carácter, no consiguió cerrar el círculo. Se retiró entre flashes, pero tumbado en el suelo, víctima de una lesión en los isquiotibiales.
Si hubiera decidido retirarse en Río, lo habría hecho desde el cielo, con un trébol dorado. Y junto a Phelps, el único de la lista de «mejor deportista de todos los tiempos» que puso punto y final desde lo más alto.
Alí perdió tres de los últimos cuatro combates que disputó, Maradona se vio envuelto en mil polémicas y un caso de doping, Pelé acabó marcando goles en el Cosmos de Nueva York y Nicklaus ganó su último «major» de golf casi 20 años antes de decir adiós.
Más particulares son los casos de Jordan, Armstrong o Schumacher, tres leyendas que decidieron regresar una vez retirados. Jordan ganó tres anillos de la NBA en su primer regreso, pero en el segundo no pudo llevar a los Washington Wizards a los playoffs; Schumacher volvió a la Fórmula 1 en busca de un octavo título pero encontró frustración; Armstrong tampoco pudo ganar el octavo Tour de France que tanto ansiaba y al final le acabaron quitando lo siete que tenía por doping.
Roger Federer y Rafael Nadal, dos de los mejores tenistas de la historia, están viviendo actualmente una segunda juventud tras años en las sombras. El suizo tiene 36 años y el español, 31, pero ninguno parece tener planes de parar. Como tampoco el argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo de colgar las botas de fútbol.
La retirada de un gran deportista no es sencilla. Hay que saber cuándo, dónde y cómo. Bolt parecía que lo tenía más o menos decidido. Los Juegos de Río, con tres oros, pero acabó viajando a Londres y ahí tropezó con la historia.
«Un calambre termina una carrera excepcional. ¿Realmente quiere Bolt terminar así?», se preguntó hoy el diario alemán «Bild».
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