Diego TERCERO | En 2008, la Premier League veía como toda Europa estaba a sus pies. Tres de los cuatro partidos de semifinales se jugaron en Inglaterra, la final fue entre dos equipos ingleses y el campeón -obviamente- fue un equipo de la Premier League. Siete años más tarde, no queda un solo inglés entre los ocho mejores equipos del torneo. La caída ha sido dura. Durísima, en realidad.
No existe una mejor manera de definir la situación de los equipos ingleses que con la historia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En la liga son equipos con mucho estatus, reconocidos por sus buenas actuaciones y que brindan espectáculo. Sin embargo, al salir de Inglaterra para competir en Europa, se transforman en equipos irreconocibles para quienes los vemos cada siete días. Los equipos muestran dos caras totalmente diferentes, como si de la famosa historia de Robert Louis Stevenson se tratara.
¿Qué es lo que en realidad está pasando?
Muchos hablan de que se está pagando el precio de una liga tan competitiva o que el jugar en diciembre -mientras las grandes ligas descansan- es la causa del bajón. Pero hace siete años la liga era igual de competitiva y también se jugaba mientras los demás descansaban, por lo que no me parece que esas sean las principales razones. En el fútbol, como en la vida, hay ciclos. Para la Premier, hace un par de años, terminó uno.
Hace diez años, Inglaterra tenía una base de cuatro representantes fijos en la Champions: Liverpool, Manchester United, Chelsea y Arsenal. Estos equipos eran fuertes y sabían competir al máximo nivel. Durante tres temporadas seguidas, 3 de estos 4 estuvieron en semifinales (2006–07, 2007–08 y 2008–09). A partir de entonces, la base se empezó a debilitar y fútbol inglés lo sintió.
El Liverpool, uno de los pilares fundamentales de aquella base, vendió a sus figuras y pasó de ser un equipo que luchaba por la Champions a ser un equipo que peleaba por clasificarse al torneo. El Arsenal también empezó a vender futbolistas claves y pasó de ser un equipo protagonista a ser un habitual en octavos y nada más. Los problemas siguieron con la partida de Sir Alex Ferguson ya que otro inglés se debilitaba.
El Tottenham participó en 2010, en detrimento del Liverpool, pero no regresó al torneo. Un año después fue el Manchester City quien reemplazó a los reds. A pesar de que los citizens forman parte de la nueva base, siguen sin poder rendir en el torneo. Su saldo es de dos años seguidos sin avanzar de fase de grupos y dos eliminaciones en octavos de final.
El problema principal de Inglaterra ahora mismo es que el grupo que tanto éxito les dio, desapareció. El Liverpool busca regresar pero aún está lejos. El Manchester United está pasando por un proceso de reconstrucción, el Arsenal ya no compite como antes y el City todavía debe de crecer como equipo y aprender de los fracasos europeos. El Chelsea, a pesar del fracaso de este año, es quien mejor preparado está y debería ser el líder de la nueva base europea del fútbol inglés.
Para que la Premier League vuelva a ser protagonista en la Champions, el primer paso debe ser establecer una nueva base como la que existió de 2004 a 2010 donde, durante seis ediciones seguidas, los representantes fueron los mismos (Arsenal, Chelsea, Liverpool y Manchester United). Luego deberán, equipos como el Arsenal y el City, dar el paso que les falta y esperar que históricos como el Liverpool y el Manchester United terminen su fase de reconstrucción y vuelvan a ser los de antes.
El fútbol inglés cerró un ciclo de muy buenos resultados hace un par de años y ahora mismo se encuentra en la búsqueda de iniciar uno nuevo. La Premier League volverá a la cima del fútbol europeo, como en 2008, de eso no hay duda. Es cuestión de tiempo.