El Paris Saint-Germain cayó en Múnich (2-0) y se despidió de la Champions League como suele hacerlo. Volvió a decir adiós con la sensación de no haber crecido nada como club. La primera parte de los parisinos en el Allianz Arena fue competitiva, pero tras el descanso el equipo se esfumó y el Bayern les pasó por encima. Choupo-Moting abrió el marcador en el 61′ y encarriló una eliminatoria que se cerró con el 2-0 de Gnabry (89′) y terminó con un global de 3-0.
El Bayern eliminó con solvencia al PSG sin mostrar ni mucho menos su mejor versión. Eso habla del margen de mejora y del nivel que puede llegar a alcanzar del conjunto bávaro, uno de los grandes candidatos a la ‘orejona’. Y también habla, por supuesto, del pésimo momento de los parisinos. La cuestión es que con el PSG en Europa siempre se va a extrapolar el análisis a la etapa que empezó en 2011, cuando Qatar Investment Authority compró el club. Tras gastar más de 1.500 millones de euros en las últimas once temporadas, los resultados del PSG en la Champions League son los siguientes: cinco veces eliminados en octavos de final, cuatro veces eliminados en cuartos, una vez semifinalista y una vez subcampeón.
La eliminatoria contra el Bayern ha vuelto a evidenciar los males endémicos del PSG. En primer lugar, la contradicción que supone que un club que nunca ha sido campeón de Europa tenga ansiedad por serlo. Es una combinación que solo puede salir mal. El Real Madrid, el claro dominador de la competición, es el primero que sabe que ganar la Champions League siempre debe ser un reto, pero nunca una obligación. Sí lo es, en cambio, para un club que tiene una mochila que carga traumas en Europa temporada a temporada. Lo dicho, solo puede salir mal. Hace justo un año, a dos grandes jugadores como Donnarumma y Marquinhos se les apagaron las luces en el Bernabéu. Esta vez, en el Allianz, fue Verratti el que falló en los dos goles. Es una presión que condena. El mejor jugador del PSG fue Sergio Ramos, que algo sabe de lo que son las noches grandes en Europa.
Pero no solo es una cuestión de historia. El cruce con el Bayern también ha dejado clara la diferencia que hay entre la planificación de un club y el otro. Entre un proyecto y el otro. Que se hablara de que la lesión de Neymar Jr, el fichaje más caro de la historia, venía bien al PSG no deja de ser otra paradoja. Ganar la Champions League no ha sido la única obligación de los parisinos, sino también juntar a los tres megacracks que tienen arriba. Por más que el equipo se rompa en defensa, han costado mucho dinero y tienen sueldos que no permiten tenerlos sentados en el banquillo. La otra prueba, claro, fue lo que sacaron Bayern y PSG del banquillo. Los cambios de los bávaros fueron Gnabry, Mané, Sané y Cancelo. Los de los parisinos, Zaïre-Emery, Ekitiké y Bernat.
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