Javier MERCADAL.- Trascendental fin de semana en Inglaterra, en todos y cada uno de los frentes que permanecen abiertos en la Premier League. Jornada en la que el Liverpool perdió su primer partido en 2014, y ante el mismo equipo que le tumbó por última vez, Chelsea. Además, se produjeron resultados importantes de cara a la configuración final de la tabla. Por ejemplo, el Everton de Roberto Martínez tropezó de manera inesperada frente al Southampton 2-0 en el St. Mary's Stadium, alejándose de su sueño de disputar la próxima edición de la Liga de Campeones. Por abajo, Sunderland, Norwich, Fulham y Cardiff, situados en una horquilla de dos puntos, parecen condenados a disputarse los tres puestos de descenso. Sin olvidar, eso sí, a un Aston Villa en caída libre que, tras perder 4-0 frente al Swansea, mira las posiciones de descenso con tres puntos de distancia respecto al decimoctavo clasificado. Así las cosas, estos han sido los tres grandes protagonistas en las Islas:
JOSE MOURINHO
Señalado en amarillo fluorescente en el calendario, el Liverpool-Chelsea del domingo tenía todas las papeletas para convertirse en el partido del fin de semana, del mes y casi de la temporada. Los locales, que acudían al encuentro tras encadenar once victorias consecutivas, ansiaban un triunfo que, de manera virtual, les asegurase su primer título liguero en 24 años. Se trataba, sin duda, de su compromiso más exigente. No en vano, en frente estaba el segundo clasificado, quién, eso sí, se había encargado de quitarse la presión de encima a lo largo de la semana. Enfrascados en las semifinales de la Liga de Campeones, y con una lista de lesionados VIP (con jugadores de la talla de Cech, Terry, Hazard o Eto'o, entre otros) Jose Mourinho no dudó en asegurar que acudiría a Anfield con un equipo cargado de suplentes. Plan que cumplió, dando prioridad a aquellos jugadores que, por unos motivos u otros, no podrán participar en el duelo de vuelta de Champions League frente al Atlético de Madrid y que, en consecuencia, no debían descansar. Sobre el verde, el portugués alineó a sus hombres de manera defensiva y ordenó perder el mayor tiempo posible desde el primer minuto, incluso denegando personalmente el balón a Gerrard y Flanagan tras un saque de banda en una imagen que rápidamente se propagó por Internet como la instantánea del choque.
El planteamiento funcionó y los juegos mentales y tácticos empleados por el preparador luso trasladaron una ficticia sensación de urgencia a sus rivales, a los que les hubiese valido el empate.
El resultado, paradójicamente, favorece al Manchester City, quién pasa a depender de sí mismo para llevarse el título a sus vitrinas. Mourinho, al término del encuentro, no dudó en señalar que “seguimos sin tener oportunidades para ganar la Liga, pero podremos decir que le hemos ganado al campeón los dos partidos”. Su juego continúa.
CONNOR WICKHAM
De jugar en Championship a ser el hombre de moda en la Premier League. El viaje de Connor Wickham durante la temporada 2013/14 ha sido trepidante. El ariete inglés, de 21 años, ha defendido durante el presente curso las camisetas de Sheffield Wednesday, dónde estuvo a préstamo durante un mes, Leeds United y Sunderland, club que posee sus derechos y que le requirió el pasado 24 de marzo, tras la lesión de Steven Fletcher y el mal estado de forma de Jozy Altidore. La historia de un héroe inesperado, que, de la noche a la mañana, se ha convertido en la máxima esperanza de los 'Black Cats' por eludir el descenso. En los últimos tres partidos, en los que el equipo de Gustavo Poyet ha conseguido siete puntos vitales, el joven atacante ha marcado cinco goles. Dos de ellos, en el trascendental triunfo contra el Cardiff City por 4-0. Una actuación de leyenda que permite a los suyos ver la luz al final de un túnel que, durante mucho tiempo, pareció ciego.
El pasado 8 de abril, tras caer derrotados por 5-1 ante el Tottenham, Poyet no dudó en declarar que su equipo necesitaba un milagro para permanecer entre la élite. Un atisbo de ilusión que, finalmente, parece haber sido encontrada en un joven atacante que porta el dorsal número diez en su camiseta.
RYAN GIGGS
A lo largo de la temporada 2013/14, lo único unido en la vertiente roja de Manchester ha sido el nombre por el que se conoce a su club más exitoso. Sumergido en una profunda crisis deportiva, y fuera ya de la lucha por cualquier título, el pasado martes 22 de abril el Manchester United decidía destituir a David Moyes. Ni si quiera la recomendación de Sir Alex Ferguson, palabra sagrada para los 'Red Devils', sirvió para extender su crédito. De manera interina, los vigentes campeones de la Premier League decidieron dar el relevo a un equipo técnico formado por: Nicky Butt, Phil Neville y Paul Scholes. La llamada 'clase del 92', la generación más exitosa desde los malogrados 'Busby Boys', al rescate. Al frente, una leyenda todavía en activo; Ryan Giggs.
El jugador que más veces ha vestido la histórica camiseta roja, con 962 apariciones a sus espaldas. Todo un referente para la grada. Seguramente, el mayor aglutinador de sentimiento y orgullo 'mancunian', Ferguson aparte. Por primera vez en lo que iba de curso, no hubo división ni malestar. Conforme salió por el túnel de vestuarios, convenientemente trajeado para la ocasión, el teatro de los sueños fue un clamor. El inicio de una era que, en principio, solo es temporal, pero que se estrenó con una contundente victoria por 4-0 ante el Norwich City.
Para la directiva del Manchester United, apostar por Giggs resultaba jugar sobre seguro. El galés, perfectamente conocedor de un vestuario del que formaba parte como jugador, no tiene nada que perder en su nuevo cargo. “Pasión, velocidad, tempo, bravura e imaginación”, según detalló en rueda de prensa. En su primera alineación, el eterno extremo izquierdo optó por dejar a Mata en el banquillo, en la que fue su decisión más arriesgada. El asturiano, que salió en la segunda parte en sustitución de Welbeck, logró dos tantos.
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