Zdenek Zeman ya es el nuevo entrenador del Pescara y estará en el banquillo adriático, en principio, hasta final de temporada. El técnico bohemio ocupará el puesto en el banquillo de Massimo Oddo, que dejó el club tras su desastroso periplo con el Pescara en el retorno a Serie A. Zeman vuelve al Stadio Adriatico un lustro después del glorioso ascenso que consiguió con el Pescara en Serie B, desplegando un fútbol espectáculo que dejó un recuerdo indeleble en la ciudad y en los aficionados.
Zemanlandia express
Zdenek Zeman nunca ha escondido su manera de jugar y de afrontar el fútbol, alabada y defenestrada a partes iguales desde hace 25 años. 4-3-3 innegociable, juego combinativo, presión exageradamente alta y partidos con descomunales cifras de goles, a favor y en contra. Su filosofía de juego la han seguido y adaptado desde entonces muchos entrenadores.
Zemanlandia se dio a conocer ante el gran público con el espectacular Foggia de principios de los ’90, un modesto conjunto del sur de Italia al que convirtió en revelación de la Serie A con revolucionario estilo y su tridente delle meraviglie formado por Francesco Baiano, Giuseppe Signori y Roberto Rambaudi.
Su época madura la pasó entrenando a los dos equipos de la capital en la segunda mitad de los años ’90. Primero Lazio -con Signori o Boksic- y luego Roma -con Delvecchio y Totti-, con bastantes mejores resultados con los biancocelesti que con los giallorossi. Luego, tras la denuncia que realizó del abuso de fármacos en la Juventus, comenzó su periplo por una lista interminable de equipos: Fenerbahce, Napoli, Salernitanta, Avellino, Lecce, Brescia, Lecce de nuevo, Estrella Roja, Foggia de nuevo, Pescara, Roma de nuevo, Cagliari y Lugano. Con muchos más sinsabores que éxitos.
Con el Pescara en la temporada 2011-2012 volvió a saltar a la primera plana con el ascenso a Serie A y tras lanzar a la fama a jugadores como Verratti, Insigne o Immobile. Al año siguiente su experiencia en la Roma estuvo llena de altibajos y solo duró 23 partidos. En Cagliari, su última experiencia en el Calcio, fue un desastre general que terminó con el descenso del equipo.
Además de por su estilo, Zeman siempre se ha caracterizado por su capacidad para dar la alternativa a jóvenes talentos. En su haber se puede encontrar el ‘descubrimiento’ o lanzamiento, de Nesta, Di Biagio, Nedved, Di Vaio, Vucinic, Bojinov -luego desaparecido en combate-, Marquinhos o Florenzi, además de los mencionados en Foggia y Pescara.
¿Y ahora, qué?
Peor, al Pescara, no le puede ir. No ha ganado ninguno de los 24 primeros partidos del campeonato de Serie A, al que volvió el pasado mes de agosto. La única victoria que figura en su casillero llegó en los despachos, por alineación indebida del Antonino Ragusa en el Sassuolo en la segunda jornada -partido ganado en un principio por los neroverdi-. Mediado el mes de febrero, el equipo adriático es el conjunto más goleado de las principales ligas europeas, con 55 goles en contra, 2,3 tantos encajados por partido. Tras las últimas goleadas, incluso le quemaron los coches al presidente Sebastiani.
Un técnico como Zeman no es precisamente el mejor antídoto para frenar la sangría defensiva. Más bien al contrario. No obstante, teniendo en cuenta el escaso nivel de los jugadores defensivos del Pescara, probablemente ni el mismísimo Nereo Rocco podría arreglarlo.
Posiblemente la llegada de Zeman con el equipo desahuciado tenga que ver más con motivos emocionales que futbolísticos. El recuerdo del ascenso de 2012, el buen fútbol desplegado entonces, el recuerdo de esa época que puede aplacar la rabia de los tifosi con un entrenador histórico.
Sobre el campo, el Pescara no puede aspirar más que a dar algún susto en partidos puntuales con su fútbol ofensivo -sin ir más lejos, con el Cagliari goleó 1-4 en San Siro al Inter- y llevar con cierta dignidad el retorno a la Serie B. La máxima del titular aplica tanto para el equipo como para el propio técnico: para lo que nos queda en el convento…
Última mención para Massimo Oddo. Antiguo internacional italiano, lateral de gran nivel, campeón del mundo y pescarese de origen, devolvió al equipo de su ciudad a la élite y se atrevió a seguir adelante en Serie A pese a su escasa experiencia en los banquillos. Trató de imponer un fútbol combinativo y vistoso que llegó a dar esperanzas en las primeras semanas, pero la endeblez y bisoñez de su plantilla imposibilitó hacerlo con éxito.
Las lágrimas de impotencia en su último partido contra el Torino lo dicen todo. Se lleva el cariño incondicional de una ciudad y una afición.