De
bicampeona de Wimbledon a ser atracada en su propia casa por unos delincuentes.
La vida personal y profesional de Petra Kvitova ha sido una especie de montaña
rusa en los últimos tiempos, aunque parece que la jugadora checa, de 27 años,
ha vuelto a encontrar la estabilidad. O al menos eso indican los resultados. Y
es que Kvitova ha vuelto a alzar un trofeo, el 21º de su carrera, al vencer a
Mladenovic en la final del torneo de Sant Petersburgo el pasado domingo.
Han sido
meses duros para la tenista de Bílovec. De cierta incertidumbre, especialmente
tras el ataque sufrido en su propia casa en diciembre de 2016. Fueron muchas
semanas sin jugar, y, sobre todo, sin la garantía de volver a ser la misma tras
su regreso. Un retorno que, no obstante, estuvo acompañado de un título, en su
predilecta superficie de la hierba, en la que triunfó en Birmingham el pasado
verano. Su rendimiento fue in crescendo,
aunque no pudo evitar salir, muchos años después, del top-20 del ranking WTA.
Ahora, sin
puntos que defender en los dos primeros tercios del curso, Kvitova aspira a
regresar a la élite. A volver a ser la jugadora que ganó dos veces en el All
England Tennis Club y que se llevó el Masters de final de año en 2011. Cierto
es que su Open de Australia, que le vio caer a las primeras de cambio, no fue
una buena piedra de toque para arrancar una temporada clave en su carrera
profesional, pero el título en Rusia le devuelve la confianza que necesitaba.
Quizás es
también eso lo que ha caracterizado la carrera de Kvitova hasta la fecha: la
inspiración. Es una jugadora de grandes citas, pues así lo atesoran sus
números: ha jugado dos finales de Grand Slam y ha ganado las dos; ha jugado
siete de torneos Premier o Mandatory y se ha llevado el título en seis. Se
crece ante las adversidades, aunque le cuesta mantener este nivel durante un
largo periodo de tiempo.
Sin embargo,
sin traicionar a su naturaleza de tenista irreversiblemente irregular, Kvitova
ha sabido persistir: ni cuando todo parecía acabado, en una lesión larga y por
una tragedia fuera de su alcance, la checa resurgió. Y volvió a ganar. Ahora le
esperan sus escenarios, las grandes citas. Kvitova ha vuelto, y claro, es para
quedarse.
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