Mientras se suspendía el Derby della Lanterna bajo la lluvia genovesa, saltaba la noticia de que el Parma desaparecía definitivamente. Nada más lejos de la realidad. La Lega Calcio lanzaba un comunicado oficial defendiendo su falta de responsabilidad en la situación catastrófica del equipo emiliano y señalando los potenciales efectos deportivos de una retirada del Parma de la competición de Serie A.
Sin embargo, un error de traducción por parte de un medio de comunicación, la falta de contraste en busca de inmediatez y un tweet demasiado veloz encendieron la mecha. La viralidad de las redes sociales hizo el resto y Twitter mató al Parma por unos minutos. Las condolencias recordando al equipo que maravilló a Europa en los años ’90 inundaron la red pese a que el club todavía respira. Aunque sea por poco tiempo.
Y es que la situación empeora con el paso de los días, avanzando hacia un callejón sin salida. La institución lleva meses en caída libre, desde la denegación de la licencia UEFA por deudas, pasando por la progresiva depresión económica que hundió también deportivamente al equipo, llegando al caos de la venta del club a fin de año.
En el antepenúltimo capítulo, el conglomerado ruso-chipriota liderado por Rezart Taci huía del club hace un par de semanas, y Giampietro Manenti, de la mano del grupo Mati compraba la ruinosa institución por un euro. Paso a paso, el Parma continúa su camino hacia la firma definitiva de su sentencia de muerte, que, hay que insistir, a día de hoy no ha llegado. Aunque la parca ya ha llamado a la puerta.
El pasado martes 17 de febrero terminó el plazo de un nuevo ultimátum para pagar los sueldos atrasados desde verano. Pese a las promesas y el optimismo del ahora dueño, Manenti, nadie ha visto un euro. “Tengo el dinero, de verdad, no estoy loco”, decía. Sostiene que el dinero todavía tiene que venir del extranjero. Pero las meras palabras ya no sirven siquiera para coger aire.
Ni para organizar un partido de fútbol. Técnicamente no hay liquidez en las arcas para garantizar la seguridad en el estadio, ni siquiera para pagar la electricidad. El partido Parma-Udinese, que se iba a disputar este domingo 22 de febrero, ha sido aplazado, si bien al menos se ha evitado que el equipo ducal lo pierda en los despachos. Sí jugó el equipo Primavera, entrenado por Hernán Crespo, aunque gracias a los jardineros “que nos hicieron un favor”, señalaba el exfutbolista. “No hay ni siquiera agua caliente para ducharse”
En vista de la dramática situación, la Fiscalía de Parma ya ha solicitado una audiencia, que se realizaría el 19 de marzo, para declarar la desaparición del club por incumplimientos fiscales. También se investiga un posible falseamiento de las cuentas del club. Y es que desde 2007 hasta el último ejercicio contable, como señala el periodista Marco Iaria, la deuda total del club aumentó de 16 millones de euros hasta cerca de 200 millones. Absolutamente insostenible.
Existe el riesgo de que el club desaparezca con la temporada en marcha. Esto provocaría, según las normas impuestas la Lega Calcio, que el resto de partidos se le dieran por perdidos al Parma, con el consiguiente perjuicio para quienes ya han perdido puntos contra ellos, como Inter, Fiorentina o Roma. Esta situación no se ha dado nunca la élite del Calcio, siempre se habían encontrado soluciones para, al menos, llegar a final de temporada, como ocurrió el pasado año en Serie B con el Siena y el Padova.
Los futbolistas todavía no han denunciado al club, aunque la paciencia ya se acaba en la plantilla liderada por el capitán Alessandro Lucarelli. Mientras, Federación, Lega, el propio club y el alcalde de la ciudad, Federico Pizzarotti, buscan soluciones tanto para llegar a final de temporada como para buscar una suerte de desaparición ‘tutelada’ que permitiera al club recomenzar desde la Serie B sin perder el título deportivo y no desde la Serie D amateur, como informa la Gazzetta dello Sport.
Lo único claro ahora mismo es que el Parma todavía no se ha disuelto. El paciente está en coma y con respiración asistida, ya no se vale por sí mismo pero aún sigue vivo. Quién sabe por cuánto tiempo, probablemente poco. Las posibilidades son una quimera, pero no den aun por muerto al Parma. Al menos por el momento.