Seguramente, Paco Jémez sea el entrenador más innovador del fútbol español. Al frente de un club inerme en muchas esferas, con un presupuesto mínimo y que debe regenerarse verano tras verano. Gracias a él, en Vallecas ya no se conjuga el verbo fracasar y el equipo ha dejado de ser una mera comparsa en el campeonato liguero. Un hombre sin medias tintas y enamorado del desorden. La retahíla de resultados es el claro muestrario de su idea de juego. Sabedor que el fútbol se juega en cada rincón del partido a partido. Si eres jugador del Rayo, sabes que puedes ganar o perder el partido, pero siempre con unas pautas y unas ideas de juego innegociables para el preparador canario. Y digo ganar o perder porque para Jémez los empates son una nimiedad. Para él, “la temporada que empatemos 12 partidos bajamos a segunda”. Hasta el punto de asegurar que acaba el partido más jodido si empata que si pierde. El año pasado el Rayo Vallecano sólo empató cuatro partidos. Hasta la fecha, dos empates. Únicamente el Real Madrid le supera en ese sentido, con cero empates. Ya lo decía Bill Shankly: “si no puedes apoyarnos cuando perdamos, no nos apoyes cuando ganemos”.
Para el preparador del conjunto madrileño no hay vuelta de hoja. Se ataca siempre a partir del balón. Siempre. “Nunca sabes cuál es el balón que te va a costar el partido y cuál el que te va a hacer ganar, así que cuidaremos todos los balones que tengamos”. Puedes perder un pase, pero es un riesgo que hay que correr en ese estilo de juego; se pierden más partidos regalando los balones que por intentar llevar la iniciativa y dar malos pases. Me gusta ver cómo un equipo pequeño es capaz de jugar tan bien, pero no nos engañemos, el objetivo es claro: la salvación. Pero puedes salvarte jugando encerrado atrás, soltando balonazos a diestro y siniestro y rezándole al santoral de turno para que las cuentas acaben saliendo, o puedes salvarte eligiendo ser protagonista en los partidos y tratando de tener el balón en todo momento. No extraña, pues, que el Rayo Vallecano sea uno de los equipos más atractivos de ver de toda la primera división. El espectáculo está garantizado, es imposible que un partido del Rayo acabe defraudándote. Un conjunto descarado hasta límites insospechados. Y aunque lo más probable es que el Rayo acabe sufriendo para lograr la permanencia, su simple propuesta de juego es digna de elogiar. “La cuestión es cuánto eres capaz de arriesgar para llevar tus ideas adelante”.
Siempre a pecho descubierto, en las ruedas de prensa y en el verde. Es una máquina de titulares para los medios de comunicación y nunca evita una pregunta. Carácter no le falta, más bien, le puede llegar a sobrar. Fue el primero en denunciar la irregularidad del técnico del Real Madrid Castilla, aprovechando la pregunta de un periodista: “Zidane no puede entrenar sin carnet; ahora corre y díselo a Ancelotti”. El propio italiano, llegó a interesarse por los entrenamientos y metodología de trabajo de su homónimo. Que Jémez tenga suficientes ejercicios como para no repetir ni uno en todo el año quizás fuera el hecho que captara la atención del preparador del Real Madrid. Ejercicios con mucha intensidad, mucha velocidad y en los que el jugador tiene que estar constantemente tomando decisiones. Y en cada pelota dividida, la vida.
El presupuesto es mínimo y la fuga de jugadores constante. Cada temporada tiene que soportar la pérdida de sus mejores activos. Hecho que provoca que las temporadas comiencen con más dudas que certezas. Sin embargo, su estancia en el Rayo está siendo un éxito y en su primera temporada llevó al equipo de Vallecas hasta la octava posición, logrando así el mejor registro de la historia del Rayo. Su filosofía no deja indiferente a nadie. Habrá quien la tache de suicida, pero nadie negará que tiene su mérito. Y muy grande. Para conseguir los objetivos hay que ser implacable, y el bizarro Rayito empieza a pensar que puede luchar por algo más que la permanencia. Con el brío del curso anterior por bandera, el gusto por el balón y el juego de ataque que practican no resulta tan utópico. De momento, ya se ha ganado el corazón de la hinchada, lo único que el club no ha podido vender. El fútbol es visceral y ahora es elogiado por esos que abrieron fuego a discreción contra él. Salió incólume de las críticas y el ‘jemecismo’ cada vez suena con más fuerza.
Salta a la vista que Paco Jémez ha reunido méritos suficientes como para tener una oportunidad en un conjunto de mayor relumbrón, que logre mantener a sus mejores jugadores y sea capaz de hacer frente a las exigencias del técnico. Así es Paco Jémez, el entrenador al mando de un equipo que gana los partidos en el área contraria y al que le da lo mismo perder por uno que por seis. Valiente y sin dobleces, a veces temerario, pero siempre entretenido.
Vivo en Tamarite de Litera, una pequeña localidad de Huesca. Actualmente estoy cursando cuarto curso de Derecho en la Universidad de Lleida.
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