Prácticamente dos meses y medio después de aquel lunes 12 de diciembre de 2016 en el que Jan Oblak cayó lesionado en el campo del Villarreal, el meta esloveno está de vuelta. Una vez recuperado de la luxación en el hombro izquierdo que sufrió entonces, y tras ser suplente contra el Bayer Leverkusen el pasado martes, el joven pero consolidado muro rojiblanco recuperó la titularidad ya en Liga frente al Barcelona. Todo ante la mirada desde el banquillo de un Miguel Ángel Moyá que durante todo este tiempo ha cumplido con nota y que ha hecho que nos acordaramos lo justo de todo un porterazo como lo es su compañero.
Y es que con el guardameta balear, han sido ocho los encuentros disputados en Liga, con seis triunfos, dos empates y cinco de esos partidos sin gol en contra. Mientras que en Copa, donde el Atlético avanzó hasta semifinales, tres victorias, dos igualadas y dos derrotas, ambas en el Vicente Calderón con Las Palmas y Barcelona. Balance sin duda más que notable de un Moyá, que como decimos, ha sabido suplir con garantías la siempre sensible baja de Oblak.
Una ausencia durante la cual el portero esloveno tuvo que pasar por el quirófano en Londres a los pocos días de sufrir dicho percance en el hombro. Contratiempo para el que se preveían tres e incluso cuatro meses de inactividad de un Oblak que, a base de trabajo, ha sabido romper con los plazos en un principio establecidos y llevar a cabo una recuperación más rápida de lo esperado.
Por delante, ahora llega el momento clave de la temporada, en el que Oblak intentará demostrar el mismo o incluso mejor nivel del que hizo gala la temporada pasada cuando el Atlético de Madrid se metía más de lleno en las diferentes competiciones. Todo un reto para el que, a juzgar por su buena actuación ante el Barcelona con paradón a Messi en un disparo de falta incluido, parece estar más que preparado un portero recibido de nuevo de forma más que alentadora por la afición del Manzanares.