Ser el favorito de la competición no debe ser sencillo. Los jugadores del Real Madrid, cada vez que se enfundan la vetusta zamarra blanca para jugar la Champions League, tienen una responsabilidad. Están jugando el torneo que hizo grande al club que representan. Aunque ahora los dirigentes quieran romper, sorprendentemente, este trofeo. El caso es que ayer, en Anfield, tocaba cuajar otra machada. Lo hicieron de maravilla con una actuación que será recordada durante muchísimos años.
Vinicius, definitivamente, ya se ha adscrito al club de leyendas de los merengues. El grupo está compuesto por varios próceres: Modric, Kroos, Benzema… y el brasileño. Fue él, una vez más, el que levantó a su escuadra en Merseyside. Los españoles se resquebrajaban, regalaban goles y sufrían con la velocidad de Salah. Hasta que compareció el joven extremo, primero con un golazo y luego con un rebote que ni él esperaba. ¿Cuándo ha fallado Alisson?, nos preguntábamos. Son cosas del Madrid.
Posteriormente, llegó la fiesta de los blancos. Seguro que Blas de Lezo habría disfrutado con el baile de los de la capital en territorio inglés. Dice Klopp que la eliminatoria ya está definida, pero es probable que el germano crea en la remontada en cuanto pise el Bernabéu. La realidad es que los visitantes podrían haber marcado algún gol más para finiquitar el duelo que finalizará en tres semanas. Cabe recordar que la Juventus, hace unos años, llegó a colocarse 0-3 en el coliseo de los blancos. Más les vale no fiarse.
El otro choque de la noche lo protagonizaron el Eintracht y el Napoli. Fue, una vez más, una demostración de la calidad que tiene la dupla de moda en la ciudad del sur de Italia: Kvaratskhelia y Osimhen. El primero falló un penalti, pero terminó dando dos asistencias escandalosas. Ayer, en mis labores de CM, me equivoqué: quería decir que el georgiano iba a debutar en la fase final de la Copa de Europa. Sin embargo, simplemente puse que iba a jugar su primer choque en la Champions. Soy un becario, ya lo siento. Fueron los nervios por las ganas de ver al futbolista entre los mejores. No decepcionó.
Hoy se cerrarán los primeros partidos de los octavos de final. El Oporto visita al Inter, que se ilusiona por llegar lejos, y el RB Leipzig recibe a un Manchester City obsesionado por tocar la orejona. Es lo que le reclaman los periodistas ingleses a Pep Guardiola, que parece cansado de ese debate. El primer escollo no es sencillo. Los germanos ya han dejado varias sorpresas en la historia reciente de esta bella competición.
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