The Black Hole, es como se conoce al sector de la grada del estadio de los Raiders donde se sitúan sus aficionados más incondicionales. Un nombre motivado precisamente por estos fans, siempre ruidosos y ataviados con disfraces oscuros y siniestros, que acuden a cada partido de casa. Aunque viendo las últimas temporadas de los de Oakland, es un concepto que más parece hacer referencia a la incapacidad de salir de la espiral negativa en la que tanto tiempo llevan inmersos.
Y es que los Raiders han sido, durante estos años, una franquicia más conocida por tener unos aficionados “peculiares”, un kicker con un cañón por pierna como estrella o ser el retiro dorado de algunos jugadores veteranos, que por su desempeño en el terreno de juego.
Una situación de que desde el año 2012 está intentando cambiar el actual GM del equipo. Reggie McKenzie llegó a la bahía tras la muerte de Al Davis, quien además de ser el dueño, había realizado las funciones de general manager durante 40 años anteriores.
Mckenzie se encontró una herencia nefasta en cuanto a plantilla, salarios y elecciones de draft, pero no le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones, y pese a que no todas fueron buenas, el rumbo de la franquicia parece haber dado un giro de 180 grados.
Gran parte de culpa la tiene el acierto en los dos últimos drafts. Las elecciones de Khalil Mack y Derek Carr en 2014, y la de Amari Cooper en 2015 han cimentado lo que debe ser la base del equipo para los próximos años. Ya que, de un plumazo, se han hecho con tres jugadores de mucha calidad en posiciones clave.
Khalil Mack es una auténtica bestia, el push rusher se está reafirmando en su segundo año como uno de los jugadores con más futuro en la posición, y sobre el que se puede construir una defensa. En pocas semanas ya ha igualado el número de sacks de la temporada anterior. Un jugador con un techo muy alto.
Derek Carr fue el 4º QB elegido en 2014 y está siendo, con diferencia, el mejor de su promoción. Mejora cada semana y demuestra una regularidad que pocos esperaban a estas alturas. Además de haber demostrado tener un buen brazo, no tiene miedo a arriesgar y se echa el equipo a la espalda si es necesario.
Amari Cooper tiene una pinta espectacular. Llegó con la vitola de ser el mejor receptor de su clase y ya nadie duda que lo sea. Es rápido, gana separación casi sin esfuerzo, corre muy bien las rutas y, además, lo atrapa todo. Un WR con un futuro brillante y que puede formar junto a Derek Carr una de las parejas de los próximos años en la NFL.
Otra buena noticia para la franquicia ha sido la aparición de Latavius Murray, elegido en sexta ronda del draft de 2013. Ya la temporada pasada acabó siendo el RB1 y este año, a base de buenos partidos, se está confirmando como el arma terrestre que necesitaba ese ataque.
Tampoco les ha ido mal en el apartado de fichajes. Jugadores que parecían acabados ya sea por sus problemas con la justicia como Aldon Smith o por su edad como Charles Woodson están rindiendo por encima de lo esperado. Destacable sobre todo el segundo, a nivel pro bowler. Además, el también recién llegado Michael Crabtree está demostrando que puede ser un gran WR2.
Con Jack Del Río como nuevo HC, estos Raiders están creciendo más rápido de lo que se esperaba. Con mucho talento y juventud en las principales posiciones, ahora sólo les queda seguir haciendo bien las cosas y tener paciencia. No hay duda de que tienen un equipo de futuro.