En el último, publicado el jueves en su cuenta de Instagram, Neymar añadió un emoticono pensativo a una fotografía que lo muestra tendido en el césped en actitud reflexiva. Las especulaciones se multiplicaron.
Y el Barcelona no logró frenarlas. Pese a que su presidente, Josep Maria Bartomeu, lo intentó en Estados Unidos ante diversos medios españoles e internacionales.
En español y en inglés, el máximo mandatario azulgrana repitió invariablemente: «Neymar no está en el mercado».
«El Barcelona tiene muchos buenos jugadores y es normal que otros clubes se interesen por ellos. Ney es muy importante y básico, por tanto, tiene que jugar con nosotros», añadió Bartomeu, en su ronda de entrevistas en Nueva Jersey, donde el Barcelona inició su pretemporada.
El brasileño no contradijo al hombre que le renovó y mejoró el contrato hace tan sólo ocho meses. Pero, para inquietud azulgrana, tampoco lo secundó.
El jueves, al saltar a la cancha para entrenarse con sus compañeros, Neymar guardó silencio ante las infructuosas preguntas de los periodistas. Se ejercitó inusualmente serio durante buena parte de la sesión y, luego, compartió risas con Luis Suárez y el argentino Lionel Messi, cuando el uruguayo reparó en uno de los múltiples tatuajes que el brasileño luce en sus piernas.
Según algunos medios catalanes, Suárez y Messi son los principales encargados estos días de convencer a Neymar de que no deshaga el exitoso tridente que forman desde hace tres temporadas.
El astro brasileño, sin embargo, atraviesa un «momento complicado para un joven jugador», a entender de Juliano Belletti, el ex jugador del Barcelona, que también hizo acto de presencia en Nueva Jersey.
«Tengo una sensación de duda: antes se veía que Ney tenía la cabeza en quedarse aquí (Barcelona), ahora no tengo esa certeza. Aunque lo saludé y vi que estaba centrado», señaló el ex defensa brasileño.
«Ney es muy feliz aquí (Barcelona) y la gente lo quiere mucho, pero lo tiene un poco difícil para decidirse», añadió.
Neymar estaría debatiéndose entre continuar en el club que lo catapultó al estrellato, al lado y a la sombra de su admirado Messi, o emigrar a París, junto a su amigo y compatriota Dani Alves, para liderar, rodeado de jugadores brasileños, un proyecto con cifras mareantes.
Según lo publicado por algunos medios, el PSG no sólo estaría dispuesto a pagar los 222 millones de euros de la cláusula del brasileño. También ofrecería a Neymar un sueldo similar al actual de Messi -pasaría de cobrar unos 15 millones de euros a percibir unos 40- y a su padre, una suculenta prima de traspaso, cifrada en unos 100 millones de euros por la prensa.
El dato no es menor. El padre de Neymar ya fue protagonista principal en el polémico y judicializado traspaso de la estrella brasileña del Santos al Barcelona, cuatro años atrás.
«Las cláusulas de algunos jugadores hoy en día son imposibles de activar, si queremos cumplir con el ‘fair play’ financiero, a no ser que uno lo quiera incumplir», resaltó Bartomeu, en su intento de asegurar la continuidad de Neymar en el equipo dirigido por Ernesto Valverde.
El astro brasileño le costó al club catalán, además de todo lo que pone su contrato, dos condenas por delito fiscal y las multas que tuvo que pagar para que el asunto no fuera a mayores.
Al padre de Neymar, eso parece importarle poco. Y hasta lo utiliza a su favor para justificar la posible salida de su hijo del Barcelona.
Neymar, mientras, calla. Quizá sopesa. Quizá juega. Con seguridad, alimenta las dudas y el creciente enojo de una hinchada que siempre lo respaldó.
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