Hoy el PSG puede celebrar los tres puntos, sí, pero tiene mucha autocrítica que hacer. Muchísima. Tras perder los anteriores tres partidos, han estado muy cerca de perder el cuarto consecutivo, algo que no sucede desde hace mucho años. Finalmente se impuso la calidad individual y la brillantez de dos de sus estrellas pero la imagen es muy pobre.
El Lille visitó el Parque de los Príncipes tratando de engancharse a los puestos europeos en la Ligue 1 ante un PSG en un momento turbio. Al principio todo iba como podíamos suponer, 2-0 para los parisinos al minuto 17 (Mbappé y Neymar), pero pronto todo se vino abajo. Al 24′ el 2-1, al 58′ el 2-2 y al 69′ el 2-3. El Lille había logrado remontarlo. Las caras de los jugadores del PSG eran un poema. En el banquillo, el cabreo monumental. Y no solo de Galtier, sino también de Luis Campos, que nos dejó la imagen del partido. El director deportivo bajó del palco y se puso a la altura del entrenador dando órdenes a los jugadores y gritándoles, en muchos momentos, de forma descontrolada. Entre los jugadores el desconcierto era palpable, y la falta de entendimiento y los reproches mutuos una constante.
Sin un juego que invitase a pensar en que el PSG le pudiese dar la vuelta a la tortilla, solo quedaba aferrarse a la calidad individual de los de arriba, y así fue. Eso sí, costó. No fue hasta el 87′ que Mbappé logró empatarlo a pase de Bernat, pero no era suficiente. Con un par de minutos del descuento por jugarse, Leo Messi anotó el 4-3 con un tiro precioso de falta en la frontal del área. Sigue siendo el rey del balón parado. Como no podía ser de otra forma, estalló la locura. Los tres puntos se quedaban en casa.
Una cosa está clara: hoy el PSG ha dejado de perder más de lo que ha ganado. La victoria era lo normal, perder el cuarto partido consecutivo habría sido una debacle. Pese a ganar, deben mirarse el ombligo fuertemente y hacer autocrítica porque la imagen del equipo fue pésima. Entre que perdieron una ventaja de 2-0, los jugadores en el césped reprochándose la vida entera y Campos con afán de protagonismo… Eso sin contar las lesiones de Nuno Mendes y Neymar. El brasileño se marchó en camilla tras una torcedura de tobillo feísima, no pinta bien. Y recordemos, deben ganarle al Bayern Munich en Alemania en apenas 17 días. Poco más de dos semanas para corregir muchas cosas.
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