El fútbol es un deporte muy exigente en el que no todos los que empiezan llegan a tener éxito. De echo, son más los que se quedan por el camino que los que terminan triunfando. Algo de eso le pasó a nuestro protagonista, que pasó de ser un futbolista muy solicitado por grandes clubes a vagar por ligas equipos de poca trascendencia o en grandes con pocos minutos.
Una de esas personas que, con el tiempo, ha ido de menos a más es Marko Marin. El alemán nacido en territorio bosnio (desde los 2 años residiendo en tierras germanas por temas laborales de sus padres) comenzó su carrera en un humilde club de Frankfurt llamado SG 01 Hoechst. De allí pasó a formar parte del club más importante de la ciudad, el Eintracht Frankfurt, para luego pasar sus últimos años en categorías inferiores en la plantilla del Borussia Mönchengladbach. Con los Potros en 2.Bundesliga, el nombre de Marin empezó a sonar y en 2009 formó parte de la plantilla que, de la mano de Horst Hrubesch, se proclamó campeona del Europeo Sub 21, formando parte de una grandísima generación en la que también estaban gente como Neuer, Hummels, Höwedes, Khedira, Özil, Boateng, etc. Algunos de esos jugadores, Marin incluido, también formaron parte de la selección alemana que acabó 3ª en el Mundial de Sudáfrica.
Pero lo que empezaba a ser bonito gracias a una gran generación, para Marko Marin se convirtió en una pesadilla. Tras su paso por el Werder Bremen, donde coincidió con Mesut Özil y donde cuajó, seguramente, sus mejores años, la Premier puso sus ojos en él y firmó un contrato más que interesante con el Chelsea. El Werder Bremen lo había comprado por 8,2 millones de euros y, a los 3 años, el club londinense lo compró por 8 millones. Con el Chelsea sumó el título de la Europa League, pero su presencia fue más que testimonial.
La siguiente temporada fue cedido al Sevilla. Las lesiones y el no encontrar hueco en el equipo le mantuvieron al margen de los terrenos de juego durante buena parte de la cesión. Tuvo más minutos que en Londres y respondió con asistencias y algún gol en competición europea, donde repitió el título de Europa League. Sevilla no fue sitio para él y el Chelsea se iba llenando de grandes estrellas en su posición, que le cerrarían las puertas de una temporada con los blues. Tocaba salir cedido de nuevo. ¿Destino? La Serie A, la Fiorentina. Ahí continuó el suplicio de las lesiones. Sus apariciones se centraron exclusivamente en Europa, donde jugó 4 partidos y marcó 2 goles. Sin embargo, la carrera del germano iba en declive. En invierno cambió de rumbo y volvió a ser cedido, esta vez al Anderlecht.
A pesar de que se pensó que su suerte cambiaría, no fue más allá. En el Anderlecht tampoco encontró un hueco y su estancia no llegó a más de 6 meses, por lo que tuvo que volver a Inglaterra. La pasada temporada, en una liga y un club de menor nivel, Marko Marin tuvo su cuarta cesión. Se marchó al Trabzonspor, un equipo que estuvo entre Galatasaray y Besiktas durante algunos años, pero que con el tiempo cayó en el olvido, a mitad de tabla. Allí Marko Marin volvió a sentirse futbolista. El fútbol turco le acogió y, por un año, pudo ser su casa.
Comienza una nueva temporada y parece que Marin se irá cedido por 5ª vez. ¿Destino? Al Olympiakos griego. El gigante griego fue, hace pocos años, el destino de otro juguete roto del fútbol. Un joven que prometió mucho, pero al que las lesiones dejaron olvidado en el camino. Allí en Grecia, Ibrahim Afellay retomó su carrera y ahora anda recuperando su nivel en una liga tan exigente como la Premier League.
¿Correrá la misma suerte Marko Marin que Ibrahim Afellay? De momento, su cesión se confirma. Sigue perteneciendo al Chelsea, pero defenderá otros colores. Espera no defraudar y dejar de ser otro juguete roto para ser, por fin, un futbolista. En su día prometía mucho y actualmente esas promesas cayeron en saco roto. Ahora solo importa volver a retomar el nivel de las categorías inferiores, el nivel que, incluso, tuvo en sus mejores años, siendo jugador del Werder Bremen junto a su amigo Mesut Özil. Para eso viaja a Grecia, al Olympiakos. Marko Marin quiere dejar de ser El Alemán Errante.