La noche en el Madison Square Garden tuvo aroma de milagro y de supervivencia. Los New York Knicks, contra las cuerdas y con la soga del 3-1 al cuello, se rebelaron ante los Indiana Pacers y forzaron el sexto partido con una victoria contundente por 111-94, en un duelo donde la épica fue naranja y azul.
Brunson, el corazón que no se rinde
Jalen Brunson volvió a ser el alma de los Knicks, firmando 32 puntos con una gran eficacia (12 de 18 en tiros de campo, 4 triples). El base neoyorquino, galardonado como el Jugador Más Clutch de la temporada, no solo anotó, sino que marcó el ritmo y la actitud de un equipo que se negó a morir en su casa. Su arranque fue demoledor: 14 puntos en el primer cuarto y los cimientos del Madison temblando de esperanza.
Indiana, de la pólvora al apagón
Los Pacers, que venían de ponerle 43 puntos en un solo cuarto a los Knicks en el partido anterior, se quedaron esta vez en apenas 45 en toda la primera mitad. Tyrese Haliburton, héroe del Juego 4, fue esta vez un fantasma: solo 8 puntos y 6 asistencias en 32 minutos. Bennedict Mathurin (23 puntos) fue el único visitante que pareció entender la magnitud del momento, pero la ofensiva de Indiana se atascó en la telaraña defensiva tejida por Tom Thibodeau.
El Madison, del miedo al rugido
La grada del Garden, que empezó la noche con nervios y terminó coreando “¡Knicks en 7!”, vivió una catarsis colectiva. El equipo neoyorquino, por primera vez en la serie, impuso su ley en casa y mantuvo vivas las esperanzas de convertirse en el decimocuarto equipo en la historia en remontar un 3-1 en playoffs. Karl-Anthony Towns, con 24 puntos y 13 rebotes, fue el socio silencioso de Brunson, aportando solidez y músculo bajo los tableros.
La serie viaja a Indianápolis: ¿golpe de efecto o espejismo?
El golpe de los Knicks no solo fue numérico, sino anímico. Los Pacers, que parecían tener la serie en el bolsillo, ahora deberán cerrar la eliminatoria en casa, sabiendo que el Madison espera un séptimo partido para la historia. La presión cambia de bando y la narrativa también: los Pacers ya no son solo favoritos, sino que tienen la obligación de no dejar escapar una oportunidad que parecía segura.