Tira el dado y siempre le sale gol. Se está comiendo el tablero a un ritmo vertiginoso. A falta de nueve jornadas para que finalice LaLiga, el polaco lleva en sus cuentas 25 tantos. Una cifra que ya supera el pichichi del curso pasado, Artem Dovbyk, con 24 tantos. La cifra también rebasa el propio registro del delantero en la temporada 22-23, cuando Lewandowski fue el máximo goleador con 23 recados. Su ajuste de cuentas particular.
El Barça no quiere soltar el liderato. No ha perdido ni un partido en lo que llevamos de año. Ante el Girona, volvió a realizar un monólogo. La obra estuvo destacada por el doblete del nueve del Barça, que, tras el tanto de Danjuma, puso orden y calma para retomar la ventaja y expandirla.
En todas las competiciones, ha visto puerta en 38 ocasiones. Teniendo en cuenta que ha disputado un total de 42 partidos, el porcentaje es claro: a casi gol por partido. Pero si cogemos la calculadora y contabilizamos con los minutos reales que ha estado en el terreno de juego, podemos afirmar que marca un tanto por 85’ disputados. Esta temporada puede llegar a los 100 con la camiseta blaugrana; solo le quedan tres. Un soplido.
Quedan muy lejos todas esas sombras y el murmullo que evidenciaba que la edad de Lewandowski no era compatible con las necesidades del Barça. Hansi Flick, en tiempo récord, ha inyectado una gran dosis de motivación en todos sus jugadores; incluido el abuelo. El traje de nueve le queda como un guante; algo que ya sabíamos desde hace muchísimo tiempo. Quien tuvo, retuvo.
Esperando el verano donde va a soplar 37 velas, sigue empachándose a goles sin que le duela la barriga. Más allá de la técnica y el golpeo, su gran capacidad para leer los espacios y ubicarse en el lugar y momento idóneo sigue vigente.
La edad de Lewandowski sigue estando encima de la mesa. Hay una carpeta que contiene los papeles del futuro y su nombre está subrayado en fosforito. Es una realidad que nadie puede obviar. El polaco tiene por contrato una temporada más. Mientras tanto, continúa enfocado en su cometido tapándose las canas. No se le ve ni un pelo blanco. Sonríe y celebra como un niño. Sigue siendo uno de los delanteros centro más temidos del panorama balompédico. No podemos negar que le ha echado un pulso a los años y que, sorprendentemente, le está ganando.