El Athletic de Bilbao es uno de los clubes más importantes en los últimos años en la liga española. Ernesto Valverde se ha afianzado en el banquillo de San Mamés y el nuevo y espectacular estadio de ‘Los Leones’ los ha hecho más peligrosos que nunca. Su política y filosofía únicas en Europa es un hándicap pero a la vez una ventaja; difícilmente hoy en día otro equipo trabaje tan bien su cantera. Lo necesitan. Es vital en la supervivencia del proyecto.
El conjunto vasco es un habitual en Europa League, ha sido finalista de Copa del Rey hace dos temporadas y la pasada campaña conquistó la Supercopa de España. Un título menor, pero de gran valor y dificultad en mitad de la dictadura impuesta por Barcelona y Real Madrid, el dinero y la conversión del Atlético de Madrid en un nuevo grande. Y los éxitos recientes son posibles gracias a los canteranos. Estas son las cuatro claves que aporta (y seguirá aportando) Lezama en los triunfos del Athletic:
1.- Fiabilidad defensiva
Los dos últimos “cachorros” en incorporarse a la disciplina de la primera plantilla han sido Kepa y Yeray. Y no estamos hablando de una incorporación testimonial. El portero de 22 años ha necesitado de varias cesiones para ganar en minutos y confianza y cuando parecía que ya no regresaría para quedarse, le ha arrebatado el puesto a Gorka Iraizoz. El joven guardamenta ya es titular indiscutible para Valverde y sus últimas actuaciones permiten vislumbrar un portero de futuro, largo, para el Athletic y quizá la selección española.
Yeray es más joven aun. A sus 21 años ha demostrado una jerarquía y una sobriedad impropias de un chaval de su edad y vitales para triunfar en la difícil demarcación de defensa central. Junto a Laporte, otro canterano, no lo olviden, ha compartido faenas en el campo y a día de hoy parece ser el más importante para Valverde, por delante de Etxeita o San José, para acompañar al hispanofrancés en el eje de la zaga.
2.- Equilibrio y desequilibrio
Dos aspectos vitales para competir por títulos y puestos altos en la élite. El equilibrio de un equipo es tarea dura de conseguir, y cuanto más ofensivo sea, mayor dificultad, y el equilibrio del Athletic lo aportan Mikel San José y Ander Iturraspe. Sin olvidar la aportación gradual de Mikel Vesga, aun joven, pero llamado a la titularidad en un futuro no muy lejano.
Por otra parte, el desequilibrio en tres cuartos de campo enemigo es tan codiciado como necesario para marcar y ganar partidos. Es aquí donde el Athletic da a luz sus mayores jugadas de ataque. Iñaki Williams y un renacido Iker Muniain desbordan, asisten a Aduriz y marcan. No siempre lo hacen todo, pero nunca no hacen ninguna de ellas. Si se duermen, Sabin Merino espera su oportunidad desde el banquillo. Capacidad no le falta, lo ha demostrado. Por si fuera poco, que no lo es, ha debutado Asier Villalibre con 19 añitos. La última perla de Lezama.
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3.- El Gol
Escrito con mayúsculas porque el gol en el Athletic tiene nombre y apellidos: Aritz Aduriz. El delantero guipuzcoano no es un chaval pero como el buen vino mejora con el paso de los años. Emigró y volvió a casa, pero es un canterano más de la actual plantilla y uno de los delanteros españoles más en forma de las últimas temporadas.
4.- Continuidad del proyecto
Por último pero no menos importante, bueno, de hecho es lo más importante, la apuesta por jugadores de casa y el buen trabajo de la cantera te asegura una fuente de futbolistas año sí y año también. Los chavales saben desde muy jóvenes que la opción de llegar al primer equipo y asentarse, tener minutos y triunfar es real. Los ejemplos de Muniain, Williams o Yeray están ahí y de este modo se fomenta la confianza en el club, en no escuchar ofertas suculentas desde el extranjero y la identificación con una idea por parte de jugadores y aficionados que hace del Athletic un equipo especial. No solo en España, sino en todo el mundo. Otros equipos más poderosos ganarán títulos casi todos los años, pero la mayor victoria de los aficionados de ‘los Leones’ es sentirse orgulloso de los suyos pase lo que pase. Siempre. Y eso no lo puede comprar ni todo el dinero del mundo.