De carácter
indomable pero de indudable fiabilidad en los momentos clave. Elina Svitolina
sigue manteniendo una increíble racha ganadora en las finales en que participa.
Con su triunfo en Dubai, logrado la semana pasada al derrotar a la joven rusa
Daria Kasatkina, la ucraniana, actual número 4 del mundo, ya acumula siete
finales consecutivas alzando los brazos en señal de título.
Logrados en
tres superficies diferentes -indoor, tierra batida y pista dura, sólo le falta
ganar en hierba- y en escenarios de renombre -ha ganado ya tres torneos de
categoría Premier 5, en Dubai, Roma y Toronto-, Svitolina sigue creciendo hacia
el estrellato al que estaba llamada a llegar. Desde que ganara el torneo junior de Roland Garros en 2010,
Svitolina ha sido uno de los nombres a vigilar en un tenis femenino carente de
estrellas carismáticas que puedan ocupar el vacío que deje Serena Williams
cuando decida colgar la raqueta.
Aunque hasta
hace un año no ocupara plaza de top-10, ya con 23 años, Svitolina no ha parado
de crecer desde su primer gran éxito. Fue justo hace 12 meses, en el torneo de
Dubai, cuando se consagró como estrella emergente al llevarse el título,
dejando por el camino a Kerber, por entonces número 1, y a Wozniacki en la
final. Fue sólo el primer aviso, pero vino sucedido por el título en Roma,
derrotando a la mejor jugadora en arcilla en la actualidad, Simona Halep, y
otro en Toronto, que le metía de lleno en la lucha por el número 1 a final de temporada.
Y todo ello mostrando una entereza en las finales digna de toda una veterana.
Donde otras jóvenes naufragaban, ella se hacía gigante.
Sin embargo,
sus discretos resultados en el US Open -eliminada en octavos de final- y en la
Copa Masters -no superó la fase de grupos- le apartaron momentáneamente de la
batalla por el cetro de la WTA. Ahora bien, Svitolina, pura raza en la pista,
no se ha dado por vencido: ya acumula dos títulos -Brisbane y Dubai- en 2018, y
apunta a la gira norteamericana para seguir acercándose al número 1, que
ostenta Halep a día de hoy.
Su
asignatura pendiente, no obstante, sigue siendo el buen hacer en los Grand
Slams. Pese a su gran regularidad y fiabilidad en rondas finales en torneos
Premier, Svitolina aún no ha llegado a unas semifinales de major. Lo tuvo muy cerca el pasado curso, cuando cedió en un
partido épico en cuartos de final de Roland Garros ante Halep, pero sucumbió
ante la favorita al título. También este curso, cuando perdió ante Elise
Mertens en cuartos del Abierto de Australia.
Y quizás sea
esto, las decepciones en torneos de Grand Slam, lo que le está apartando del
tan ansiado número 1 del mundo que, por calidad, está llamada a tener más
pronto que tarde. Ahora, con la espiral ganadora de Dubai y sin demasiados puntos
a defender en la gira de Estados Unidos -hizo cuarta ronda en Indian Wells y
cayó en segunda en Miami en 2017-, Svitolina busca, con un primer título de
categoría Mandatory, volver a acercarse al trío de cabeza formado por Halep,
Wozniacki y Muguruza que encabeza la clasificación. Y sus rivales ya saben que
si se encuentran a Elina en la final, el historial de la ucraniana no les
favorecerá.
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