Enrique JULIÁN GÓMEZ – Con la resaca del día después se presentó la etapa 17 del Giro d'Italia. Antes de reiniciar la carrera en el último día de transición antes del decisivo tríptico final en los Dolomitas hubo una tensa reunión de los directores deportivos tras el 'affaire' del descenso del Stelvio. Críticas a Unzue y a Quintana, que atacaron -además de Rolland, Hesjedal o Cataldo- mientras el resto de ciclistas y favoritos frenaban tras el anuncio confuso del Giro, las motos con la banderas y una velada neutralización.
La mayoría de los directores de los equipos que se sienten damnificados han solicitado, tal y como explicaba Luca Guercilena, director del Trek, de anular las distancias conseguidas por Quintana en el descenso. Mientras, el director del equipo Movistar trataba de justificarse en la confusión del momento y que las motos no señalaban la neutralización. Por su parte, Quintana calificaba la propuesta en los micrófonos de la RAI como injusta.
Con tensión fuera las bicicletas y tranquilidad sobre la carretera partieron los ciclistas, dispuestos a hacerse poco daño tras el inhumano desgaste de ayer y lo que se viene estos próximos días. Sin ninguna dificultad en el recorrido, a excecpión del Muro del Ca' del Poggio, poco más de un kilómetro con rampas superiores al 14% a 20 kilómetros de meta, se formó una fuga numerosísima que con un cuarto de hora de ventaja sobre el pelotón se jugó la victoria.
Ya en la parte final del día, el siempre combativo Thomas De Gendt, tercero en la carrera en 2012 tras su exhibición en el Stelvio, atacó en un repecho antes del Ca' del Poggio, que también coronó en cabeza. Por detrás se le unió Stefano Pirazzi, y unos metros más adelante también Tim Wellens, Jay McCarthy y Matteo Montaguti. Fuera de la lucha quedaban otros nombres importantes que también formaban parte de la fuga como Damiano Cunego, Oscar Gatto, Lars Bak, Fabio Felline, Serge Pauwels, Marco Canola, Simon Geschke, Davide Malacarne, Igor Antón, Daniel Oss o Enrico Gasparotto.
En el último kilómetro, Stefano Pirazzi, a priori el más lento del quinteto delantero, atacó y la desorganización impidió al resto cazarle. Con una ventaja mínima, el ciclista italiano alzó los brazos por primera vez en su carrera profesional. Lo celebró con rabia, con un corte de mangas que, tras pedir disculpas, iba dirigido a todos los que le han criticado en los últimos años. Y es que pese a su falta de victorias, Pirazzi ha sido un habitual de los ataques en todos los terrenos en las últimas ediciones del Giro. El año pasado consiguió la maglia azzurra como mejor escalador, pero hasta ahora el premio de la victoria se le había siempre resistido.
El triunfo de Pirazzi redondea también un Giro inmejorable para el equipo Bardiani. Invitado por la organización, al no estar entre los equipos World Tour, su presencia fue criticada en algunos sectores por su condición de italiano, mientras otros equipos extranjeros, a priori más potentes, quedaban fuera. Bardiani, sin embargo, ha superado las expectativas con tres victorias de etapas, todas ellas en los últimos días, y con tres ciclistas diferentes: Marco Canola, Enrico Battaglin -en la prestigiosa llegada al Santuario de Oropa- y ahora Stefano Pirazzi. Más que justificada su participación.
Mañana, primera etapa del tríptico final en los Alpes. Salida de Belluno, inmediatamente se supera el interminable Passo de San Pellegrino, posteriormente ascenso al Passo del Redebus, de 2ª categoría, y final en alto en el refugio Panarotta, en Valsugana, siempre en el Trentino. Antepenúltima opción de los favoritos, en especial Urán, para desbancar a Nairo Quintana.
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