Hali Benyahia | Conocido por ser una gran leyenda y creador del fútol moderno, Johan Cruyff, fallecido recientemente, no sólo dejó huella en Barcelona, Amsterdam o Rotterdam, también en Mönchengladbach, aunque a menor medida. Pero ¿cómo fue?
4 de septiembre de 1984, Rainer Bonhof celebraba su partido de despedida, en el estadio donde se hizo un gran nombre, el Bökelberg del primer y verdadero Borussia, el de Mönchengladbach, donde fue una de las grandes figuras de la época dorada del club. El encuentro enfrentaba al Borussia Mönchengladbach y al XI campeón del mundial del 74, donde se encontraba Bonhof. Faltaban pocos minutos para que iniciara el partido, entonces saltaba al terreno de juego el protagonista de esta historia, un neerlandés único e irrepetible, con el escudo del Borussia en el pecho, y portando el brazalete de capitán. El Bökelberg lo recibió entre aplausos, por lo que Bonhof se sintió orgulloso de que la afición alemana recibiera a Johan tan calurosamente. El partido acabó con una victoria aplastante del Borussia por 8-3, de los cuales dos fueron del invitado especial de Bonhof, Johan Cruyff. Os preguntaréis cómo surgió la relación entre Rainer y Johan para que invitara a una estrella mundial a su partido de despedida. Pues todo comenzó en 1974, en la final del mundial de la Alemania Occidental (RFA), la cual ganó la anfitriona, donde se enfrentó a La Naranja Mecánica liderada por Cruyff. Este fue el primer contacto entre ambas figuras. Esto y el pasaporte neerlandés que poseía Rainer Bonhof, fue lo que inició esa bonita amistad. El contacto entre Rainer y Johan para jugar el partido de despedida del alemán, fue a través de su suegro. Bonhof quedó maravillado por el rápido «sí» del neerlandés, tan sólo 1 hora tardó el genio en responder.
Avanzamos a la actualidad, porque Cruyff, indirectamente, también tiene su pequeña huella en el gran crecimiento del club desde 2011. 14 de febrero de ese mismo año, el Borussia Mönchengladbach tenía pie y medio en la 2.Liga alemana, cuando el club presentó a su nuevo míster, el suizo Lucien Favre. Con él el equipo volvió a tener una identidad, regresó con fuerza. Tras salvar aquella temporada, Favre con poco dejó al equipo en puestos de Champions League, con un juego brillante al que cada temporada que pasaba recordaba más al de los mejores años del club. Y es que Johan Cruyff y su estilo característico basado en la velocidad y en la calidad técnica, fue la inspiración del técnico suizo para que «Los potros» volvieran a tener una gran identidad como en los años de Rainer Bonhof.