Hace apenas dos años, Marta Cardona se confirmó como una de las grandes estrellas de la Primera División femenina. Lo tenía todo: lideraba a un Real Madrid que acabó subcampeón y era indiscutible para Jorge Vilda en la Selección española. Decidía partidos, era más determinante que la dupla sueca Asllani & Jakobsson. Era puro desequilibrio. Esa temporada, la 20-21, se destapó además como goleadora: 14, nueve más que en su mejor año, la mayoría de ellos de bella factura. También repartió seis asistencias.
Era su primer año en el Real Madrid y se había convertido en una galáctica, la primera futbolista nacional en triunfar en la sección femenina blanca (con permiso de Misa Rodríguez) y una de las más queridas por la afición. Pero el fútbol tiene poca memoria y menos paciencia. Y todo puede cambiar de la noche a la mañana. La aragonesa arrancó la temporada siguiente con una grave lesión de rodilla, en el menisco. Se perdió la fase previa de Champions ante el Manchester City y 17 partidos más. Regresó cuatro meses después, a mitad de diciembre, disputando sus primeros minutos ante el Breidablik.
Su vuelta coincidió con la llegada al banquillo de Alberto Toril en sustitución de David Aznar. Aunque llegó a contar con varias oportunidades durante un tiempo (jugó nueve de los siguientes 10 partidos, tres como titular), a su vuelta de disputar la Arnold Clark Cup empezó a desaparecer de las convocatorias. Otra lesión, esta vez en el tendón del cuádriceps. «Me preguntaba en casa: ¿eres feliz? Quería dejar el fútbol porque sufría muchísimo«, reconoció la propia Cardona en el documental de HBO ‘Un sueño real’. No entrenó con sus compañeras hasta tres meses después, ya en la recta final de la temporada. No volvió a jugar un solo minuto vestida de blanco.
Había dudas sobre su participación en la Eurocopa, pero no para Jorge Vilda. «Le dije que sabía que había sido un año complicado para ella pero que no se preocupara, que entrenara a tope en sus días de vacaciones porque iba a estar en la lista para preparar la Eurocopa». De Inglaterra, pese a la eliminación en cuartos, salió muy reforzada. Explotó tras anotar el gol ante Dinamarca en los últimos minutos que aseguraba la clasificación. Envuelta en lágrimas, no pudo contener la emoción tras el año más difícil de su carrera.
Gracias a la ayuda de una psicóloga, Marta consiguió salir del agujero negro en el que se había metido, poniéndose pequeños objetivos y superándolos poco a poco. Recuperó la autoestima. «No es que vaya a ser la Marta de antes, es que voy a ser muchísimo mejor». El Real Madrid no renovó su contrato, olvidando su primer gran año y su compromiso, y haciendo oídos sordos a una afición que confiaba en ella ciegamente. Fichó por el Atlético de Madrid, el club que ahora la disfruta: ha marcado cinco goles en los últimos cinco partidos. ¿Su partido estelar? El cuadro rojiblanco perdía 0-1 en el Wanda Metropolitano y la zaragozana anotó dos goles en el añadido. Todo indica a que sus mejores años están todavía por llegar. Y nosotros que nos alegramos.
Foto principal: Atlético de Madrid