Luz.
Era lo que necesitaba la afición del Schalke 04 después de la decepcionante
temporada anterior. Porque Markus Weinzierl llegó al club como revulsivo tras
años de altibajos con Keller, Di Matteo y Breitenreiter, tras hacer un buen
papel y crecer en la competición con el FC Augsburg. El salto de un humilde a
un grande le pasó factura y el paso del de Straubing por Gelsenkirchen se acabó
con el pitido final de la temporada. Weinzierl le dio paso a un joven Domenico
Tedesco, cuya experiencia en los banquillos se basa en trabajos en la cantera
de Stuttgart y Hoffenheim o una resurrección del Erzgebirge Aue en la
2.Bundesliga, club al que salvó del descenso.
Llegó
Tedesco a la mina y, al contrario que la temporada pasada, salieron enchufados
desde el primer momento. En un año pasaron de sumar una victoria en los cinco
primeros partidos a sumar cuatro victorias de cinco posibles. Se notaba desde
el primer momento que la imagen era otra. Tedesco consiguió unir la veteranía y
la juventud del equipo, creando un gran bloque, mezclando también el trabajo y
la calidad. Gente como el brasileño Naldo, el jugador de más edad de la
plantilla minera, disfrutan de una segunda juventud. Tanto, que el central es
el segundo máximo goleador del equipo en la Bundesliga tras Guido Burgstaller,
con siete tantos, igualando su temporada más goleadora en la competición
alemana, que fue la 2014-15, con el Wolfsburg. Con Naldo pletórico en la defensa
y un Ralf Fährmann opositando a la selección (aunque tiene por delante a tres
porteros muy destacados como ter Stegen, Leno o Trapp, guardametas con
trayectoria internacional en Die Mannschaft).
Tedesco
lo consiguió, sí. Encontró el interruptor que devolvió la luz a la mina que se
había sumido en una oscuridad algo acomodada. El equipo es el más fiable a
nivel defensivo de toda la Bundesliga, eso sí, tras el Bayern. Y en el Bayern
está el punto negro de Tedesco. Bueno, más bien, de todos los clubes alemanes.
Los bávaros son el único equipo al que el Schalke 04 de Domenico Tedesco no ha
podido, ni siquiera, empatarle un partido. Una muesca en el curriculum del
técnico italiano que tampoco importa mucho, porque el Bayern ahora mismo está
por encima del resto en el país teutón.
Otro
de los aspectos por los que el Schalke 04 de Tedesco ha conseguido volver a ver
la luz es en el duelo con su máximo rival, el Borussia Dortmund. Y parecía lo
contrario cuando, allá por finales de noviembre, el Revierderby del Signal
Iduna Park en esta temporada se marchaba al descanso con un contundente 4-0 a
favor de Bosz y los suyos. Los mineros tardaron en entrar a dicho encuentro. Y
más, teniendo en cuenta que el cuarto gol llegó en el 25′, con más de una hora
de partido por delante. Los mineros se fueron a vestuarios hundidos, ya
derrotados. Pero, lejos de dejarse ir, el equipo salió de nuevo al césped con
ganas de comerse el mundo. Tedesco hizo su tercer cambio al salir de vestuarios
y, a partir de ahí, la última media hora del partido fue una oda a la
remontada, a la lucha, al no dar nada por perdido. Los goles de Burgstaller,
Harit, Caligiuri y Naldo pusieron el empate definitivo en el marcador. Una
remontada que se cuajó casi en los mismos minutos que el máximo rival destrozó
a la defensa minera. Una remontada que era el reflejo de la imagen del equipo
de Gelsenkirchen a lo largo de la temporada.
Lo
dicho. Ahora el Schalke 04 es más fiable defensivamente, tiene buenos peloteros
en el centro del campo y unos atacantes con hambre de gol. Ya queda claro que
uno de los estandartes del equipo, Leon Goretzka, se irá a tierras bávaras la
próxima temporada. De Meyer, Kehrer o McKennie, entre otros, no se sabe nada
aún, pero el club espera mantenerlos y poder seguir con el proyecto de cara a
la próxima temporada en tres competiciones.
El
ambiente ha cambiado. Del 10º puesto de la temporada pasada al subcampeonato.
El campeón de los mortales. Está pasando. El Schalke 04 vuelve a estar entre
los grandes gracias a un entrenador joven, un estilo de juego y unos
futbolistas comprometidos. La mina ha vuelto a tener luz tras un tiempo sumida
en una oscuridad monótona.
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