La gran mayoría de aficionados que ven fútbol, imagino, no estarán esperando un despeje de Arambarri para decirle que lo ha hecho bien. Aunque el meme, reconozco, tenga gracia. Todos somos una especie de Galeano: cambiamos de canal entre diferentes encuentros de varias ligas esperando, como mendigos, un toque de magia que te alegre la tarde. Si hay alguien que puede mejorar tu existencia, que posee calidad para levantarte de la silla, es Eden Hazard. No pedimos demasiado. Quizás un buen control de una pelota que viene de la estratosfera. Que un amigo, que un familiar o el que sea te diga el mítico: “Qué bueno es”. Tarde solucionada.
Con el belga, últimamente, casi que no lo esperamos. Sus gestos de nivel en el Chelsea, los que le hacían levantar títulos en Londres, han desaparecido como lágrimas en la lluvia; a lo Blade Runner. Salió a Stamford Bridge con la ilusión de un pasado que ya no volverá. No regateó, no rompió, no la pidió al espacio. El ex del cuadro londinense trató de mediapuntear en su antiguo coliseo, por detrás de Karim Benzema, sin encontrar nunca la llave que abriera una eliminatoria complejísima. La sensación es que nunca se entendió con su socio arriba y que incluso torpedeó a Luka Modric y a Toni Kroos al aparecer en demasía en su zona de influencia. Quiso ser cartero, pidiéndola al pie, pero no solucionó un problema continuo para Zinedine Zidane últimamente: la falta de profundidad.
De lo extradeportivo ya hemos hablado varias veces sobre ello. Es cierto que si un futbolista se encuentra con un compañero de profesión con el que ha compartido vivencias lo normal es saludarle. Aunque hay momentos y momentos. Pidió perdón el protagonista en Instagram, evidenciando que algo ocurre, pero eso no quita que el madridismo debe preocuparse más por cómo el equipo cayó en Inglaterra: sin opciones y con un banquillo con grandes nombres que ya no le quitan el sueño al rival. Isco, Marcelo e incluso Mariano no cuentan para Zidane. Y eso, con un técnico que se hizo famoso por la querida ‘Unidad B’, evidencia que su presidente necesita tocarse el bolsillo este verano. Y Hazard, por supuesto, debe comenzar a espantar fantasmas para no ser uno de esos nombres que cuando el guion exija su presencia se encuentre en un banquillo que nadie se atreve a mirar. Ni siquiera que exista un vistazo cómplice de uno de sus mayores valedores: Zidane. Los que pedimos limosna le seguiremos esperando. Nunca es tarde.
Imagen de cabecera: Imago