Valencia, ese torneo. Pasando de ser a uno de los torneos con más futuro a ser uno de los torneos que podría desaparecer en el calendario en 2016. Juan Carlos Ferrero anunciaba en cada rueda prensa que “este año se va a perder dinero”. «Nos hemos tenido que apretar el cinturón y las ayudas son mínimas”. Las ayudas a las que se refiere son, en primer lugar, de la Generalitat, que hace poco anunciaba que no encontraba forma de canalizar la subvención de 200.000 euros, por lo que las subvenciones públicas pasarían de 350.000 euros a 150.000, venidos de la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento. Ya el año pasado, el Valencia Open dejó alrededor de dos millones de euros en pérdidas, con el consiguiente “descenso” de ATP 500 a 250, donde Viena adquirió el rango de ATP 500.
Pero mientras el Valencia Open vive una regresión de capital, siempre hay esperanza. Como cada año, Valencia presenta uno de los cuadros finales más llamativos. Aunque no hayan jugadores como el campeón de 2014, Andy Murray, o únicamente haya un top 10 en él, el cuadro es interesantísimo, como ha sido siempre, desde su inauguración en 2009. Seguramente sea uno de los ATP 250 del año con mejor representación de jugadores en el torneo. Por ejemplificar, los cabezas de serie en Valencia este año van del nº 8 (David Ferrer) al nº29 (Jeremy Chardy), dejando a jugadores de la talla de Nick Kyrgios fuera de esos 8. Por seguir ejemplificando, esta semana pasada en Estocolmo, entraban en los 8 primeros favoritos jugadores hasta el nº 36 del mundo. Y en Acapulco, un ATP 500, el cabeza de serie nº8 del torneo era Benjamin Becker, 40º del ranking ATP. Río de Janeiro, otro ejemplo.
Otra de las razones de porque el Valencia Open nos gusta es la inclusión de jugadores jóvenes en el cuadro final o fase previa como “wild card”. Mientras veíamos a Nikola Kuhn o Bernabé Zapata disputando las fases previas, en el cuadro final tenemos a Andrei Rublev. Otra de las razones, el número de tenistas españoles que encontramos en el cuadro y lo que generan. Si contamos que alrededor de 200.000 visitantes se arrimarán al complejo para ver tenis y/o pasarse por los más de 25 stands que hay, y además dentro de esos stands hay jugadores en diversos eventos, la cosa llama la atención. De 28 tenistas que completan el cuadro final en 2015, 8 son españoles. Aunque el máximo exponente del tenis español prefiera jugar desde siempre en Basilea gracias a un jugoso contrato, los tenistas españoles siempre (o casi siempre) apuestan por Valencia.
“Nadie sin tenis” es el eslogan que lleva utilizando el Valencia Open desde hace unos años. Desde muchas posiciones, ya sean diferentes ciudades o instituciones, poco a poco van debilitando a una Valencia que si la cosa no cambia se quedará sin tenis, desafortunadamente. Algo que aunque los tenistas no quieran, terceras personas sí. Nadie sin tenis, incluido Valencia, hagan el favor.