El eterno debate. Cristiano Ronaldo o Lionel Messi. Una elección que está volviendo a la palestra en diversos medios de comunicación, gracias, en parte, al Balón de Oro que se aproxima. Lo cierto es que no me gustan nada estas comparaciones y no suelo dar mi voz en ellos. Pero, sin que sirva de precedente, voy a tratar, no de escoger, sino de explicar la diferencia que yo creo que hay entre ambos jugadores. Desde el punto de vista de cómo entiendo yo este deporte.
Cabe añadir primero que, para gustos, los colores. Y creo que, si existe comparación entre ambos jugadores, es precisamente por los colores. Si ambos genios jugaran en otros equipos y en diferentes ligas, como espectadores objetivos, creo que la mayoría de gente se quedaría con Leo Messi. La razón es clara: su talento. Messi parece que ha nacido para jugar a esto, tiene un don natural. Es capaz de dominar todos los aspectos del juego, sin contar con un gran físico. Fue Lotina el que dijo una vez que “Messi es Messi y el resto, futbolistas”.
Es aquí donde hay gente que se confunde y creen que se menosprecia a Cristiano Ronaldo. Nada más lejos. El portugués pasará a la historia como uno de los mejores, porque se lo ha ganado. Los números así lo atestiguan. Es un animal competitivo, un jugador con un carácter ganador que le hace siempre querer ser el mejor. En este aspecto, me parece un ejemplo de superación. Trabaja y trabaja para ser el mejor. Su personalidad, egocéntrica según algunos, es por la que, en parte, le hace ser lo que es. Y no sólo es un atleta, es un jugador con talento para jugar a esto, que lo ha llevado al máximo de sus posibilidades.
Porque para que el portugués llegue a ser lo que es ahora, ha tenido que cambiar. No tiene nada que ver el joven Cristiano que empezó en el Manchester United, al que tenemos en el Real Madrid. Su físico y su fútbol han cambiado. Sir Alex Ferguson hizo que lo cambiara. Ha pasado de ser un extremo endiabladamente hábil y rápido con el balón, a un jugador mucho más determinante. Un rematador increíble. Sigue teniendo habilidad, por supuesto, pero mejor encauzada. Aunque sus puntos fuertes son su ambición, su potencia y la capacidad de remate.
Pero lo de Messi es otra cosa. Es genética, o vete a saber qué. Su caso, salvando las distancias, me recuerda a lo que una vez dijo Tracy Mcgrady. Este jugador de la NBA era talento puro, un buen jugador de la liga que fue escogido en dos ocasiones para el mejor quinteto NBA, así como máximo anotador en otras tantas. Pero no fue a más por una razón: no quiso. En una entrevista él mismo afirmó que no se entrenaba como debía, porque sabía que con su nivel ya era de los mejores y le daba pereza. Con Messi hubiera pasado lo mismo, sin entrenar, con su juego, hubiera sido un jugador destacado dentro de la Liga.
Pero en el Barcelona, además, lo moldearon. Hasta convertirlo en un jugador que domina todas las facetas. Si Messi hubiera querido ser lateral izquierdo, sería el mejor lateral por su calidad. Si Messi quiere ser interior, cosa que poco a poco va haciendo, será el mejor. Moverá el equipo y distribuirá el balón, porque tiene la visión y las cualidades para hacerlo. Y si quisiera ser delantero y únicamente anotar goles, ya hemos visto que es capaz de hacerlo. Ha llegado a meter más de 80 en un año. Esa época pasó, para ser un jugador todavía más determinante que anota, asiste o te rompe la defensa rival con una jugada.
Evidentemente, falla. Es humano, sino sería una máquina. Pasa por malos momentos, bajas formas o problemas varios. Nada más faltaría. Pero la idea es que este jugador, en condiciones normales, no juega a fútbol, hace otra cosa. La clave de Messi es que en el Barcelona supieron dotarle de otro gusto. Pasó de ser un jugador con el balón cosido al pie al que solo podías parar a golpes, a un jugador capaz de bajar a recibir el balón, mirar alrededor y escoger la mejor opción.
Respecto al hecho de que Cristiano Ronaldo y Leo Messi hayan coincidido en este tiempo ha ayudado a varias cosas. La primera, a los espectadores. Nos lo hemos pasado pipa viendo cómo estos dos animales baten registros como pan nuestro de cada día. Hasta hace no mucho, que un delantero metiera 20 goles en liga era casi de crack. Ahora mira a éstos dos. Por otro lado, su ‘enfrentamiento’ creo que les ha venido bien a los dos para motivarse, para no caer en el aburrimiento. En este deporte debes competir y si tienes a alguien que te haga superarte, mejor.
Ahora es cuando le digo, querido lector, que Leo Messi no es mi jugador predilecto. Aunque les pueda parecer imposible, he tratado de ser imparcial, aunque sé que costará de creer. Lo cierto es que sólo hay dos jugadores en todo el mundo con los que no puedo ser imparcial, que son Andrés Iniesta y Andrea Pirlo. Son los dos jugadores que mejor representan cómo entiendo yo este deporte. Y me parecen increíbles.
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