Este sábado, Athletic Club y Barcelona se enfrentarán en el Estadio de La Cartuja por ver quién se alza con la Copa del Rey 2021. Si bien el trofeo es el mismo gane quien gane, ambos se juegan cosas diferentes a nivel de sensaciones, resultados y estados de ánimo de cara a la recta final de la temporada.
El Athletic Club, por su parte, llega a la final del sábado con una dinámica de resultados bastante negativa. En sus últimos seis encuentros suman 0 victorias, 4 empates y 2 derrotas, entre ellas la final de la Copa del Rey 2020 frente a la Real Sociedad. Con la llegada de Marcelino a la dirección técnica del equipo rojiblanco parecía que los leones habían salido de caza. Una serie de buenos resultados, entre los que se encuentran las victorias ante Madrid y Barça que llevaron a Muniain a alzar la Supercopa de España, parecía el terreno perfecto para que los de Marcelino empezasen a escalar posiciones en La Liga y soñasen con un triplete histórico y difícilmente repetible. Pero poco duró la cacería. Los resultados volvieron a estabilizarse, incluso entraron en una pequeña dinámica negativa que los llevó a esa importante derrota frente a la Real Sociedad que terminaba con el sueño del triplete.
Aun así, el equipo vasco tiene una segunda oportunidad, al fin y al cabo un doblete de Copa y Supercopa se puede considerar una temporada muy positiva en clave Athletic. En el caso de caer ante el Barcelona, el Athletic Club habría ganado un título, hecho que no sucede todas las temporadas pues, antes de la Supercopa que conquistaron en la temporada 2015/16, tenemos que remontarnos a 1984 para encontrar su último título. Y no fue uno, fueron tres (Liga, Copa y Supercopa). En este supuesto, la valoración general de la temporada se vuelve más subjetiva puesto que, pese a haber ganado un título, habrían perdido dos finales. De todas formas, no se puede hacer una valoración de la temporada con la liga todavía en curso por lo que deberemos esperar, no solo a la final del sábado, sino al final de la temporada al completo para poder valorarla correctamente.
Por su parte, el Barcelona llega a la final tras el duro golpe del Clásico. El listón de los de Koeman a lo largo de este año estaba siendo muy alto, a la altura de un Barça sin problemas estructurales, meses sin presidencia, inestabilidades y ruido extradeportivo. Tras la derrota frente al Real Madrid, el Barça suma 18 victorias, 2 empates y 4 derrotas en lo que va de año, unos números que colocan al equipo blaugrana como claro favorito a levantar la Copa del Rey.
Ya eliminados de la Champions y terceros en La Liga (-2 puntos respecto al líder), la Copa del Rey es la posibilidad más cercana que tiene el Barça de tocar metal y evitar una posible temporada en blanco. La más cercana pero no la única ya que, a falta de ocho jornadas, el título de liga todavía es una posibilidad real.
A nivel de bajas, Koeman recupera a Piqué, que ya entró en la convocatoria del Clásico aunque no llegó a disputar minutos. Todos sabemos lo importante que es Gerard en la defensa blaugrana pues no solo ejerce el arte de defender con maestría, sino que es un líder, un jerarca al que sus compañeros toman como referencia. A falta de un Lenglet capaz de ejercer ese papel (ni de lejos), estoy seguro de que Mingueza y Ronald Araújo agradecerán más que nadie la presencia de Piqué, ya que no debemos olvidar que hace no mucho tiempo ambos eran todavía jugadores del filial. Sumemos al bueno de Marc-André a los agradecidos por el regreso del número 3. Koeman también recupera para la ocasión a Sergi Roberto que, tras disputar minutos en la última jornada de liga frente al Madrid, podría entrar en el XI inicial.
Rojiblancos y blaugranas, leones y culés, Koeman y Marcelino, todos con el mismo objetivo: levantar la Copa del Rey. Y es que cada uno tiene sus motivaciones pero, al final, todo se reduce a eso.