Jose GAVILÁN – Alemania se convierte en la primera selección europea en conquistar un Mundial en tierras americanas. La 4ª estrellas llegó 24 años después de conseguir la 3ª en Italia, precisamente también ante Argentina. Y es que la consecución del cuarto título parece tener el tiempo predeterminado. Italia y Brasil, también tardaron 24 años en ser tetracampeones. "Die Mannschaft" ha sido justa vencedora, la selección de Löw ha sido capaz de evolucionar a lo largo del campeonato. El sistema utilizado al principio y al final del torneo varió en función del estado físico de ciertos jugadores y del rendimiento ofrecido en cada partido. El cuerpo técnico supo rectificar -a tiempo- las decisiones tomadas en un inicio, y se hizo de manera acertada. La 4ª estrella ya luce en la camiseta de Alemania.
Joachim Löw dijo antes de iniciar el campeonato que no necesitaba jugar con laterales profundos para crear peligro en ataque. La decisión estaba tomada en firme. El técnico alemán comenzaría el Mundial jugando con 4 centrales atrás. Si bien Boateng y Höwedes han actuado en varias ocasiones como laterales (el jugador del Schalke 04 lo ha hecho normalmente pero en banda derecha y no izquierda), sus principales virtudes destacan cuando lo hacen en el centro de la zaga. Pero la condición física de Khedira y Schweinsteiger obligó a Löw a modificar su centro del campo habitual y "copiar" en cierta medida, la decisión más llamativa de Pep Guardiola en el Bayern München. Philipp Lahm actuaría de mediocentro defensivo desde el principio. Arriba, jugar con jugadores con movilidad entre líneas y calidad para asociarse, tomaba ventaja sobre la posibilidad de jugar con el único 9 fijo que disponía, Miro Klose.
El comienzo no puede ser mejor. Ante Portugal no se sufre, el centro del campo domina -aunque Lahm comete 2 errores graves en la salida de balón- y arriba, Thomas Müller deja claro que es un 9 muy real. Primera prueba, superada. El segundo escollo será Ghana. Quizás, el partido que menos controló Alemania. Los africanos y su físico pusieron contra las cuerdas al conjunto de Löw. A pesar de empezar ganando, "Die Mannschaft" se puso por debajo en el marcador en apenas 10 minutos. Klose será el salvador. La inclusión del mítico delantero empezaría a tomar fuerza a partir de este partido. Si necesitas un 9, siempre está Miro. El casi intrascendente duelo ante USA también sirvió para algo. Los alemanes, a día de hoy, no atienden a pactos. El empate valía a ambas selecciones pero no a Thomas Müller. El bávaro siguió demostrando su estado de gracia y volvió a mojar ante los americanos. Mientras tanto, Khedira y Schweinsteiger alternan minutos en busca del acercamiento a la plenitud física. Cada vez, mejores sensaciones.
El punto de inflexión llegó ante Argelia en octavos de final. La selección de Halilhodic se mostraba superior en la primera mitad y Alemania parecía impotente ante su rival. Una serie de acontecimientos "ayudaron" a Löw a cambiar de estilo. Hummels era baja por gripe y Mustafi -otro central- ocupaba el puesto de lateral diestro, desplazando a Boateng al centro de la defensa. La lesión del jugador de la Sampdoria obligó al técnico nacido en la selva negra a olvidarse de jugar con 4 centrales atrás. Khedira entró en acción mientras Lahm volvió a su hábitat natural. La Mannschaft cambió. En cuartos de final, Löw se olvidó definitivamente de su idea inicial. Lahm ocupaba el carril diestro mientras Mertesacker era el gran perjudicado. Khedira y Schweinsteiger -por otro lado, la pareja que siempre utilizó Löw como técnico de la Mannschaft- se convertiría en la pareja de mediocentros encargada de frenar a una Francia que llegaba siendo una de las selecciones que mejor juego habían mostrado. La vuelta de un lateral con recorrido también posibilitó la entrada de un hombre más fijo arriba, Klose sería el 9. Alemania cuajó un gran encuentro y en todo momento, fue superior al conjunto de Deschamps. En semifinales esperaría Brasil.
Por cuarta vez consecutiva, Alemania está en semifinales. Un acontecimiento que podría ser histórico para muchos, menos para los alemanes. En un país con gen ganador no basta con estar entre los 4 mejores. No hay que estar, hay que ganar. El rival, el peor posible. Brasil, en Brasil. La historia estaba a punto de escribirse. El 8 de Julio de 2014 será una fecha antológica. El gen ganador de Alemania floreció más que nunca. En 11 minutos, Müller ya se había encargado de poner por encima a su selección, pero lo mejor aún estaba por llegar. 4 goles en 6 minutos. Klose batiendo el récord de Ronaldo -máximo goleador en los mundiales-, Toni Kroos dando un recital -2 goles y una asistencia- e incluso Sami Khedira mostrando su mejor nivel, una vez más, con la Mannschaft. Algo épico estaba sucediendo. Aquel día, todos vimos historia, escrita por los alemanes.
Y llegó la gran final. El "once tipo" de la segunda fase del Mundial sería el equipo titular, también ante Argentina. Pero a falta de 2 minutos antes de escuchar los himnos, saltaban las alarmas. Khedira se lesionó calentando y Kramer -nunca antes fue titular con la selección- era su sustituto. De jugar en la 2.Bundesliga a ser integrante del 11 inicial de una final mundialista. Tremenda responsabilidad. 32 minutos duró su sueño. Los contratiempos aparecían en forma de pruebas hacía Joachim Löw. Todas ellas, resueltas con maestría y acierto. La lesión de Kramer obligó al seleccionador alemán a meter a Schürrle y cambiar sobre la marcha, la disposición sobre el terreno de juego de sus chicos. Finalmente, el propio André fue el encargado de asistir a Mario Götze -otro cambio acertado durante el encuentro-. El joven jugador bávaro se erigió como el gran ídolo del Mundial 2014. Su tanto, quedará para siempre en la retina de los amantes del fútbol. Su definición, también forma ya parte de la historia.
La evolución durante el torneo ha sido evidente. Las decisiones de Löw, en algunos momentos provocadas por elementos externos- siempre fueron acertadas. El Mundial lo ganó la selección más regular, la selección que se mostró más sólida y equilibrada. Ya lo dijo Gary Lineker, el fútbol es un juego donde al final, siempre ganan los alemanes.
Sevilla. 1984. Creador de #HoradeBundesliga. Redactor y coordinador de fútbol alemán en SpheraSports. Empiezo a ser útil cada semana en los estadios de Sevilla, Betis y Córdoba. Enamorado del fútbol, amante de la Bundesliga. Es duro fracasar en algo, pero aún más duro es no haberlo intentado.
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