Pocos adiós en el fútbol han sido más abruptos que el de Antonio Conte a la Juventus el pasado martes. Era el segundo día de concentración de verano y el técnico campeón de Italia anunciaba su adiós tras tres temporadas en las que logró destrozar todos los récords posibles.
Centrarse en los posibles motivos del adiós de Conte es tiempo perdido porque lo único cierto es que dejó a la Juventus en una descomunal incertidumbre ya que un 15 de julio todos los técnicos de un cierto nivel no están en el mercado. La directiva bianconera tenía que actuar y tenía que hacerlo rápido. Acabó por escoger a Massimiliano Allegri, el enemigo declarado de la Juventus en la era Conte. Así el ‘pueblo juventino’ pasó de tener a su gran amor al odiado livornés.
Conte fue concebido siempre como el elemento neurálgico de la resurrección de la Juventus, que después de lograr dos séptimos lugares en años consecutivos consiguió tres campeonatos (y dos Supercopas italianas). La reacción de los seguidores tras la llegada de Allegri es comprensible porque representa prácticamente en todos los aspectos el opuesto de Conte: un tipo con poco carisma y capacidades tácticas limitadas. Pero de ahí al drama que se está armando hay un abismo.
Hay ciertamente un aspecto muy negativo en Allegri y es su ego. Es un tipo obstinado que cuando se obsesiona con una idea, como pretender usar a Pirlo como interior porque no lo veía como playmaker , las consecuencias pueden ser muy caras. Si en la Juventus se obsesiona con cambiar todo, estamos a las puertas de un año que puede ser catastrófico. Sin embargo, un técnico llega donde le dejen la directiva y, a veces, los jugadores.
Pero no se puede dejar a un lado el hecho que se le da demasiada importancia a los entrenadores y hoy por hoy, a falta de que cierre el mercado de fichajes, la Juventus sigue teniendo la mejor plantilla de Italia. Por mucho que se hayan reforzado Roma, Napoli o Inter, todavía les falta para colmar completamente las diferencias.
¿Un campeonato más equilibrado sin Conte?
La realidad es que mantener una hegemonía cada año cuesta el doble del año anterior y 102 puntos eran un objetivo prácticamente imposible de repetir hasta para Conte.
Allegri no es un iluminado, cierto. Lo que sí es que el técnico toscano es listo y sabe que hereda un equipo que le puede ayudar a demostrar al mundo que no es el técnico bueno para nada que echaron del Milan sino el que ganó el Scudetto de 2011 o el que encantó con el Cagliari plantándole cara a toda la Serie A.
Por último están los jugadores que tienen una gran oportunidad y es la de demostrar que en los tres últimos años ganaron por sus capacidades y no sólo gracias a Conte. Está ese ego de todo jugador profesional de demostrar que es bueno con uno o con otro técnico.
También podríamos hablar de que la Juventus jugará en Champions League mucho más serena porque cada partido que pasaba sin poder ganar era un peso más sobre la espalda de Conte, algo que un técnico como Allegri quizás podrá controlar.
El malestar entre lo fanáticos es entendible, pero la llegada del técnico ex Milan está lejos de ser el fin del mundo. La antipatía es totalmente aceptable (quien escribe no se disocia de ella), pero la Juventus existió antes de Conte y seguirá existiendo después de Allegri. Y como decía un viejo refrán italiano: quien vivirá, verá.
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