Femenino
Julia Figueroa: “Lo único que depende de mí es que pueda disfrutar y pasarlo bien”
En el canal de Twitch de Sphera Sports hablamos con Julia Figueroa (Córdoba, 1991) a las puertas del Europeo de judo, el primer gran evento del 2022. La luchadora española, bronce en el Europeo de 2019 y en el Mundial de 2021, llega en gran forma física tras un reseteo mental importante al acabar los Juegos de Tokio, y con el éxito de otro bronce a finales de febrero en el Grand Slam de Tel Aviv.
¿Qué sensaciones tienes de cara al Europeo?
Me encuentro muy bien, con muchas ganas. Después de un ciclo olímpico tan largo y tan exigente podemos preparar con tiempo las competiciones. Eso me está sentando muy bien y la verdad es que yo lo agradezco.
¿Sientes que llegas con mejor físico que en otros grandes torneos?
Físicamente me encuentro muy bien, en un estado de forma muy bueno. Hay que aprovecharlo y disfrutarlo mientras siga así.
¿Es posible volver de Sofía con metal?
Es el objetivo, intentar luchar por la medalla y llevármela a casa. Es claramente factible.
A finales de febrero volvías después de mucho tiempo a una prueba internacional y ganaste el bronce, en el Grand Slam de Tel Aviv. ¿Te sorprendió tu gran nivel?
No, sabía que estaba bien, me lo notaba entrenando los días previos. Fue una competición que disfruté mucho, porque hacía tiempo que no competía. El resultado no depende tanto de mí, porque al fin y al cabo dependes de la otra persona y también del arbitraje, porque hay combates tan igualados que a veces tira a favor de uno o de otro. Es muy subjetivo. Lo único que depende de mí es disfrutarlo y pasarlo bien.
Hablando del arbitraje… ¿Recuerdas alguna vez en la que te hayan perjudicado enormemente?
Sí, y también me han beneficiado. Al final son 10 años en los que estoy al máximo nivel, compitiendo en Europeos, Mundiales, Grand Slams y Grand Prix… y tanto me han perjudicado como me han beneficiado. Combates de ir con el tiempo al cuello, de que me van ganando, me están poniendo contras las cuerdas… y que me echen una manita también pasa. Estás esperando a que te den la penalización… y se la ponen a ella.
Rivales a batir en este Europeo.
Por supuesto la francesa (Shirine Boukli), que ganó el Europeo hace dos ediciones, para mí es una de las favoritas a llevarse ‘chapa’ en París 2024. Y sí que es verdad que algunos huesos duros se han subido en este ciclo olímpico a -52kg, como es el caso de la de Kosovo, que es campeona olímpica (Distria Krasniqi), pero está viniendo gente jovencita que está empezando a preparar el ciclo y llegar bien. Hay que tener cuidado con ellas.
En la Liga europea de clubes, en diciembre, competiste en -52kg (no había -48kg). ¿Planeas cambiarte a este peso en el futuro?
Fue una excepción, porque -52kg era el peso mínimo. Que yo contenta eh, no tuve problema (risas). Pero en este ciclo olímpico voy a seguir en -48kg.
Tras los Juegos Olímpicos de Tokio, estuviste cuatro meses sin participar en ninguna competición. Necesitabas cargar pilas.
Sí, sí. Ha sido un ciclo muy exigente. Sobre todo el último medio año, que fue cuando empezamos a competir y teníamos que recuperar todas las pruebas que no se pudieron hacer. La clasificación acabó súper tarde. Y la pandemia nos ha afectado también. Muchos controles. Después de lograr el billete para Tokio, lo único que pensabas era en no dar positivo. Estábamos un poco ‘turú’ (risas). Antígenos todos los días, un mes entrenando solamente con cuatro personas. Solo veíamos a ese grupo de gente. No nos volvimos más para allá porque salió bien, sino… (risas). Fue muy exigente a nivel psicológico, necesitaba un stand by.
¿Te fuiste decepcionada de Tokio? ¿O satisfecha de sacarte esa espinita de ganar tu primer combate olímpico?
Me esperaba mucho más. Llegué en un gran estado de forma. Mi objetivo era luchar por la medalla. Pero hay que ser realista, allí todo el mundo va con el mismo objetivo. Triste pero tranquila porque creo que todo lo que estuve en mi mano lo hice, lo intenté hacerlo lo mejor posible. Son cosas que pasan.
Es un poco imprevisible el judo, ¿no? Siempre hay teóricos favoritos, pero también muchas sorpresas. En España se decía que nuestro Niko Sherazadishvili iba a ser oro y cayó en cuartos de final. Son muchos factores en unos Juegos.
Sí, y también hay países que lo gestionan mucho mejor. A nivel federativo, su gran objetivo son los Juegos Olímpicos. Si a nosotros nos tienen compitiendo un mes antes por la clasificación olímpica, en un mes es difícil remontar. No ya físicamente, porque mantienes la forma, sino psicológicamente. Después de un ciclo tan duro, es difícil llegar al cien por cien de tu capacidad. Otros países ya estaban con la vista puesta en Tokio desde hace mucho tiempo.
También es que en España falta la cultura polideportiva que sí hay en otros países.
En otros países, una medalla olímpica te soluciona la vida. Aquí está muy bien, es un sueño que todos queremos cumplir. Pero no nos soluciona la vida. También hay que jugar con eso. Hay países que te van a sacar los ojos si hace falta por eso (risas). Por ejemplo, Cuba aunque sea una miseria, si ganas el oro te dan una casa. Entonces, si de la nada acabas con una casa propia… Eso para la familia ya es mucho. Rusia en los Juegos de Londres daba un millón. Eso creo que también te soluciona la vida (risas).
¿Y en qué punto está el judo español en cuanto a instalaciones?
La verdad es que yo no me puedo quejar. Estoy en la mejor instalación de judo aquí en Valencia. Un tatami muy grande, gimnasio para nosotros solos… Y el CAR de Madrid es un trampolín para la gente joven que quiera compaginar los estudios con el entrenamiento, y a nivel de clubes se está haciendo muy bien, como el de Niko (Shera) y Fran (Garrigós).
El judo siempre ha dado muchos éxitos al deporte español, pero hay una maldición en los Juegos: no ganamos medalla desde Sydney 2000.
Yo creo que el nivel lo tenemos. Pero otros países están creciendo mucho. Se está profesionalizando, Te encuentras más rivales cada vez, los resultados son más peleados. Si un deporte se globaliza cada vez más y hay más competencia. Se pone más cara la medalla olímpica. Pero tenemos muy buen equipo, hemos ganado metales en Europeos, Mundiales, Grand Slam y Masters. La medalla olímpica solo requiere un poquito más de tiempo.
Al final, una medalla olímpica es el sueño de cualquier deportista. Todos los focos se centran en vosotros durante los Juegos.
Es la manera de que una persona que viene de un deporte minoritario se sienta importante y visible a nivel de medios, televisión… Siempre ha sido lo más destacado. El resto de las competiciones en los cuatro años que dura el ciclo son inexistentes.
Cada vez es más evidente que para que un deporte minoritario tenga seguimiento en España pasa porque aparezca una estrella, tipo Carolina Marín en bádminton.
Sí, pero claro… Hay que esperar a que aparezca esa gran estrella y que la gente se empiece a interesar por este deporte (risas). Hace falta un buen proyecto de base, que es lo que hace crecer el deporte a nivel de élite. Si no lo tienes te pueden salir una o dos personas que son un poco especiales, que desde pequeños han sido cabezotas y siempre han querido ganar. Pero hay muchos talentos que se te pueden escapar por no tener un camino decidido.
Tú saliste muy joven de Córdoba y ya llevas muchos años afincada en Valencia.
Llevo ya 12 o 13, sí. Fui con 16 años, porque quería irme a entrenar a algún lado en verano y mi madre comenzó a buscar por internet. Y cotilleando vio que la selección cubana vino a entrenar en Valencia para Pekín 2008, porque aquí había antes un entrenador cubano. Y me vine esa semana, me gustó el ambiente y el proyecto que había. Y en cuanto acabé los estudios obligatorios volví con 18 años.
¿Y cómo fue para ti salir por primera vez de Córdoba y siendo tan joven?
Valencia estaba a ocho horas en autobús y a siete en tren, que no había AVE en ese momento. Cuando lo pusieron me alegraron la vida (risas). Pero es que desde muy joven lo tenía claro, siempre me ha gustado el deporte y la competición. Me quedaba los 15 días de los Juegos Olímpicos pegada a la tele, a todas horas. Tenía muy claro que iba a intentar luchar por ese sueño. No he tenido dudas en ningún momento.
Y tener a un entrenador como Sugoi Uriarte tiene que ser un aliciente.
Cuando llegué, tanto él como Laura (Gómez) estaban en el ciclo de Londres 2012. Y el de Río lo hicimos los tres juntos. La complicidad que tenemos entre los tres en la silla y en el tatami se nota mucho. No hace falta decirnos grandes cosas ni plantear los combates porque tenemos la misma idea. En ese sentido, genial.
¿Y cómo ha sido la competencia en estos años con Laura Martínez? Solo una de las dos podía ir a Tokio.
Al final cada una lucha por su sueño, por llegar a unas Olimpiadas. Creo que llegué en un estado de forma mejor, a ella le pesó un poco. Teníamos resultados y nivel para luchar por una medalla en los Juegos. Lo conseguí yo, me alegro por mí (risas). Pero si lo hubiese conseguido ella habríamos tenido una representación más que digna. Tenemos una competitividad sana, no hay malos rollos ni nada.
¿Sigues algún otro deporte aparte del judo?
Sigo todos. Últimamente me he apuntado a fútbol. Y la verdad es que es muy divertido. Había jugado en la Plazoleta, en el tatami cuando hay poca gente y echamos el calentamiento… pero nunca en un equipo con táctica y visión de juego. Y me está dando aire y distrayendo bastante.
¿Y sigues el fútbol, masculino o femenino?
Sigo el femenino, el masculino no, la verdad. Demasiados partidos, ya no sé si es Copa, Liga, Champions, UEFA, no tengo ni idea. Suelo seguir al Valencia y al Levante, que los tengo aquí cerquita. El Barça está a otro nivel. Y el Madrid. Que aunque intente negarlo, lo del Real Madrid me viene de pequeñita (risas).
¿Has tenido que emplear una llave de judo alguna vez para defenderte o defender a alguien?
No, no. La verdad es que yo soy muy pacífica. Y creo que doy miedo. Cuando me enfado doy miedo y ya no hace falta que haga nada (risas). Y espero seguir sin tener que utilizarlo, pero sí hace falta habrá que sacarlo. Que por la calle no intenten enfadarme, que encima tengo mal perder (risas).
Para cualquier niño que haga judo su sueño es conseguir el cinturón negro. ¿Qué significó para ti ese momento?
Lo logré con 15 o 16 años. Y fue una barbaridad. “Ya soy negro”, decía. Además, pilla en una época (júnior o cadete), que los de primer año son más jovencitos que tú, y ves gente con cinturón marrón o azul, y ves gente con cinturón negro. Y es como “guau”. Estuve una semana que no cabía por la puerta (risas).
¿Seguirás vinculada al judo cuando cuelgues el cinturón, si es que se cuelga?
No, eso no se cuelga nunca (risas). Me gustaría seguir vinculada al deporte, y al judo concretamente. Por lo pronto me quedan tres años más, no se sabe si alguno más o no. Pero sí me gustaría.
Imagen de cabecera: International Judo Federation
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Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
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