Si preguntas al mundo especializado en fútbol femenino sobre quién es la mejor jugadora española de la historia, habrá unanimidad: Verónica Boquete. Fue la primera en llevar a España a un Mundial, la primera en ganar la Champions, la primera nominada al Balón de Oro, la primera que da nombre a un estadio de fútbol y la primera en ser reconocida como una de las grandes estrellas de la mejor liga del mundo, la NWSL.
La de Santiago de Compostela ocupa el número uno de forma indiscutible, se lo ha ganado. Pero el segundo puesto, en pleno boom del futfem, ha sido incierto hasta la fecha. Hasta que una futbolista se ha dedicado a destrozar registros y colocar su nombre en el escaparate mundial. Y lo más importante: todavía le queda mucho por dar. Sí, estamos hablando de Jenni Hermoso.
El día que fichó por el París Saint Germain tras firmar otro año espectacular en el Barça parecía el de su consagración definitiva. 27 años, salto a uno de los grandes del fútbol europeo y líder de una Selección dispuesta a grandes cosas en la Eurocopa. Pero la decepcionante eliminación en cuartos ante Austria, con Jenni marchándose de vacío (incluso perdiendo la titularidad en el último partido) y la falta de oportunidades en Francia frenaron en seco su salto de dimensión. Seguía siendo, con permiso de Sonia Bermúdez, la estrella española del momento, pero todavía sin reafirmar su calidad lejos de nuestras fronteras como la propia Boquete.
Su vuelta al Atlético le devolvió la autoestima. Ganó la Liga (título que no conseguía desde hacía cuatro años) y conquistó su tercer trofeo Pichichi con 24 goles en 28 partidos. Con la Selección, marcó el primer doblete de una futbolista española en un Mundial, dando la primera victoria a nuestro país en una fase final. Recibió el MVP en ese partido, ante Sudáfrica, antes de emocionarnos a todos con un gran gol ante la todopoderosa Estados Unidos, contra las cuerdas hasta los minutos finales en octavos. Se marchó de Francia con los deberes hechos, esos que no pudo hacer vestida de parisina.
Esta temporada ha subido otro escalón. Su retorno al Barça se convirtió en el bombazo del verano, dejando tieso a un Atlético que había perdido mucho más que sus goles. Jenni adquirió en el equipo rojiblanco una importancia sideral en todos los aspectos, desde la salida limpia de balón en el centro hasta la inteligencia en tres cuartos de campo. Una futbolista total que además revienta porterías con una facilidad difícil de ver en otra delantera. En el cuadro azulgrana, todavía con ocho jornadas por delante, lleva solo un gol menos que en toda la campaña anterior. O lo que es lo mismo: suma 23 goles en 19 partidos (1,2 por encuentro) y ya es la máxima anotadora de las grandes ligas europeas, por delante de la laureada Pernille Harder, crack del Wolfsburg (22).
Además, con el hat-trick ante el Madrid CFF (los tres de cazagoles del área) ha alcanzado la redonda cifra de 100 tantos con el Barça, quedándose a solo ocho de igualar a Sonia Bermúdez como la máxima anotadora de la historia del club, algo que parece que logrará pronto.
Jenni vuelve a los focos en una liga que, una vez más, se le queda pequeña. Hay ganas de ver su mejor nivel con la Selección, primero en la She Believes Cup y en un año en la Eurocopa que se celebra en Inglaterra, donde España espera dar un salto de calidad. Más de lo mismo en Champions, donde apenas ha sido decisiva en las últimas temporadas. Ahora tiene una oportunidad única en la máxima competición continental, con el Barça ya considerado como principal favorito a repetir, al menos, la final del curso pasado.
Éxito tanto en el césped como fuera de él (casi 130.000 seguidores en Instagram, nominada al once mundial en 2019 y uno de los principales reclamos publicitarios del club azulgrana, además de máxima ídola de los fans), Jenni Hermoso ha entrado por fin en otra dimensión, y, por ende, la exigencia y los retos que afronta son cada vez mayores. Toca, como siempre, superar las expectativas.
Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
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