Carlos HERNANDO – Como en casa de uno en ningún sitio. Así reza el dicho, cuyo efecto apenas se cristaliza en Italia; es más, quiebra en mil pedazos en cada jornada. Estadios dignos del Paleolítico, sin butacas, con un aforo infinito e inútiles pistas de atletismo. Un desastre al que la Serie A parece querer ponerle fin.
La gravedad se expande con el dato del centro de estudios e investigación Eurispes: el 57% de los italianos ya no gastan dinero para ir a ver los partidos. Y la FIGC lo ratifica con su informe publicado hace tres años: los ingresos por entradas y abonos descendieron de los dos millones de euros de 1998 a 800.000 en la temporada 2011.
Pero no acaba aquí. En 2012, Arrigo Sacchi afirmaba que en Italia, los estadios “son cárceles a cielo abierto”. El exentrenador rossonero añadía: “Sus estructuras son obsoletas y hay violencia verbal entre dirigentes y física entre aficionados. Cada día más parcelas del estadio están en manos de los más violentos”.
A todo esto se añade que los distintos ayuntamientos poseen la inmensa mayoría de los recintos deportivos, motivo que impide una vía adicional de ingreso para los clubes. Sin dinero por parte de abonados y sin estadios en propiedad, muchos se preguntan cómo se puede conseguir recursos para crear nuevos estadios. Un círculo vicioso del cual ciertos equipos comienzan a salir, ya sea con proyectos sólidos y asentados o con una simple fecha. Situando a la Juve como alumno aventajado en la Serie A, ya con su propio feudo acorde al siglo que vivimos, Udinese, Roma y Sampdoria son los principales seguidores de los turineses.
La familia Pozzo aprovechó el capital de sus grandes ventas para reformar el estadio Friuli y bautizar el Nuevo Friuli. Es por ello que con el transcurso de las jornadas podemos ver fondos vacíos por obras, o las mismas grúas que trabajan día a día. Su principal objetivo será reducir el aforo a 25.000 aficionados (35.000 en caso de eventos especiales) y garantizar una visión óptima a los tifosi cercando el rectángulo con las gradas y obviando de una vez la pista de atletismo. De esta forma, seremos testigos de un hecho inédito en Udine: ver el campo lleno o casi en su totalidad. Una imagen que nadie conserva en sus álbumes.
Udinese ya ha proyectado la reforma del Stadio Friuli
La Roma actuaría de forma similar, aunque a una escala mayor. Si la entidad friulana pretende gastarse 30 millones en las obras, el equipo capitalino desembolsará unos 300 según los medios italianos, independizándose del Olímpico compartido con la Lazio. La escuadra giallorossa también sentirá el aliento de 52.500 seguidores a escasos metros en su nuevo estadio, el cual esperan que esté preparado para la temporada 2016-2017, aunque como siempre puede haber retrasos en construcciones tan complejas y que requieren innumerable burocracia.
Sin embargo, Pallotta, presidente del club, se muestra ambicioso: “Confiamos en que el Stadio della Roma estará entre los mejores del mundo y será una clave para el éxito del club”. Aparte de esto, el club comunicó planes muy interesantes: “Este lugar (el nuevo estadio) se convertirá en un centro de actividades los siete días de la semana para compras, cenas, entretenimiento, trabajo, hospitalidad y deporte, que acogerá a romanos y visitantes de todo el mundo todo el año”. Sin duda, será el eje por el que girará la Roma en los próximos años.
Les sigue la Sampdoria de Garrone. El equipo quiere desprenderse de su máximo rival, el Genoa, y está previsto que en 2016 se materialicen los planos presentados por el club. El nuevo templo estará ubicado en el paseo marítimo de Génova, concretamente en el barrio de Fiera. Allí, 30.000 tifosi se darán cita y verán el sueño de Riccardo, difunto presidente, hecho realidad.
A partir de aquí, se inició una lluvia de proyectos deportivos por parte de los equipos italianos: Palermo, Lazio, Fiorentina o Verona son los candidatos para estrenar nuevo hogar. Por otro lado, también tenemos al Inter con su nuevo propietario y sus metas a largo plazo que nadie puede prever y unas reformas modernistas en San Siro.
La palabra gasto no es la correcta. Hablamos de una inversión con la que los clubes podrán conseguir mayores beneficios, y no solo el día del partido con la venta de entradas. Deben ser y serán el epicentro para el resurgimiento del calcio italiano y evitar que la distancia con las grandes ligas europeas se incremente. Todo son ventajas: unas para cada escuadra y otras para la Serie A, que sueña con sentir de nuevo esa hegemonía de la década de los noventa.
Y es que como en casa de uno…
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