El zaguero belga Vermaelen aterrizaba en la ciudad condal vía Londres como un jugador versátil, contundente, experto en el juego aéreo y con una gran salida de balón. Pasó el primer reconocimiento médico sin problemas. Un día después de aquello, el FC Barcelona informaba que su nuevo fichaje, aquél que llegó al Camp Nou por 15 millones de euros, tendría que iniciar un proceso de recuperación. Algo fallaba en sus isquiotibiales, por lo que el centrocampista pasó mes y medio entre algodones.
Desde entonces, las lesiones no pararon de cebarse con el belga, hasta tal punto que a día de hoy no ha debutado en partido oficial con el conjunto azulgrana. La situación hizo saltar las alarmas entre los aficionados, un descontento que se vio agravado al conocer la última noticia y cebado por el pobre rendimiento de otro defensa, el defensa Douglas. Vermaelen viajará en los próximos días a Finlandia, donde será operado de la lesión que padece en el músculo semitendioso de la pierna derecha. Una intervención que le dejará de baja entre 4 o 5 meses.
Pero éste no es un caso aislado. Han sido muchos los futbolistas que se han encontrado con una situación similar a la que le toca afrontar en estos momentos a Vermaelen. Lesiones que han llegado en el peor momento, en el inicio de una nueva etapa, en un momento de felicidad plena y sueños cumplidos que, pronto, se vieron frustrados.
De hecho, en el FC Barcelona ya se vivió un hecho que recuerda al del belga. Fue el de Patrick Andersson, central sueco que llegó al club azulgrana en la ‘era Gaspart’ a los 30 años de edad. Con una gran trayectoria en la Bundesliga, decidió aventurarse en la liga española, luciendo el dorsal número ‘4’ que un año atrás portó Pep Guardiola. Las lesiones lastraron su carrera como jugador del Barça. Disputó un total de 36 encuentros como azulgrana entre los años 2001 y 2005, hasta que decidió poner punto y final y marcharse al Malmö.
Otro caso distinto fue el de Robert Prosinecki. El croata fue objeto de deseo durante el mercado de fichajes. El Real Madrid de Ramón Mendoza ganó la puja ofreciendo por él tres millones de euros, ganando así la batalla al AC Milan. Corría el año 1991 cuando Prosinecki aterrizó por fin en el Santiago Bernabéu. Una hazaña que pronto se frustró a causa de las continuas lesiones musculares. Pasó una temporada completa en la enfermería para recuperarse de una rotura fibrilar. Tras ello, volvió al césped con la esperanza de encajar en el equipo. Pero apenas gozó de minutos como jugador blanco. La pérdida de conexión con la afición y la directiva acabaron por dejarlo fuera del equipo, y acabó cedido en el Real Oviedo.
Patrik Andersson y Robert Prosinecki son el ejemplo de historias de grandes fichajes que acabaron en lesiones, que marcaron un punto de inflexión en la trayectoria de muchos futbolistas.