Érase una vez un campeonato de Europa que, a pesar de ser globalmente conocido en categoría masculina, nunca (hasta este año) había tenido eco en su versión femenina. 2019 ha sido testigo de un hito sin precedentes en la historia del fútbol sala femenino. El primer Campeonato de Europa de fútbol sala femenino ya forma parte de los libros de historia del deporte y, con él, la proclamación de España como primer país en alzarse con la copa. Todo ello tras llevar a cabo un intachable torneo en el que destacó la contundente victoria en la final (0-4) ante las anfitrionas, las jugadoras portuguesas.
El pabellón multiusos de Gondomar (Oporto) fue testigo de la histórica victoria de las pupilas de Claudia Pons ante una Portugal que se vio totalmente sobrepasada por el huracán español. Con un póker de goles – Mayte, Anita Luján, Amelia Romero y Vanesa Sotelo –, el conjunto nacional inscribió su nombre en el inmaculado trofeo europeo, el cual comienza su historia en este 2019. Un torneo en el que las españolas han dejado huella, no sólo por ser las campeonas. El equipo español ha demostrado poseer todo aquello que un conjunto de este nivel desea (o debe) tener si quiere reinar en Europa: gol, juego de equipo, garra y calidad individual en cada una de sus jugadoras.
Y es que la trayectoria de las españolas a lo largo del torneo ha puesto en evidencia todos estos valores. Las de Pons (y el propio staff técnico) pueden estar orgullosos del trabajo realizado. Los números así lo reflejan. Ya en la fase de clasificación (celebrada en septiembre) las españolas mostraron su dominio y autoridad. Con goleadas como el 12-1 a Rumanía, el 8-0 a Polonia o el 6-0 a Italia, la superioridad del conjunto nacional se comenzaba a vislumbrar y generaba grandes expectativas de cara a la fase final. Y las quinielas no se equivocaban. En una fase final compuesta por cuatro equipos (los mejores de la fase previa), España sobresalía, por juego y sistema táctico, por encima del resto de selecciones – Portugal, Rusia y Ucrania –.
En las semifinales evitaron a las anfitrionas, las cuales parecían ser las rivales más fuertes del torneo para España. Así pues, las de Pons se vieron las caras ante una Rusia que no puso demasiado impedimento para que las españolas lograran su pase a la final. Un 5-0 metió a España en una esperada final ante las lusas, las cuales habían derrotado a Ucrania por 5-1. Las anfitrionas también venían de hacer un buen papel en la fase previa y, con el público a favor, se convertían en duras rivales. Es más, las portuguesas sabían que debían presionar muy arriba desde el principio si querían tener alguna posibilidad ante las feroces españolas. Sin embargo, el papel de anfitrionas, unido a la maestría de las de Pons, pudo con unas lusas que encajaron el primer gol a los tres minutos y medio de encuentro. Así hasta concluir el encuentro con un 4-0 que permitió a las españolas convertirse en las primeras que inscriben su nombre en el torneo europeo.
Satisfacción. Sabedoras de haber realizado un trabajo de enorme calidad y, además, con el mejor resultado posible, las españolas pueden estar satisfechas y muy orgullosas. España hace historia. El fútbol femenino, esta vez en sala, vuelve a hacer historia. El deporte avanza y, con él, las ganas de seguir viendo el crecimiento de unas jugadoras que, al igual que los hombres, se dejan la piel en cada partido. Esto es historia del deporte femenino español. Esta es la historia del primer Europeo de fútbol sala femenino.
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