La relación entre Gareth Bale y el Santiago Bernabéu amenaza con romperse en un momento en el que el Real Madrid necesita sacar el mejor rendimiento de un futbolista que atraviesa una evidente crisis de confianza.
El divorcio quedó constatado nuevamente el miércoles. Lo que era un partido plácido, con una goleada 3-0 ante el Apoel de Nicosia en la primera jornada de la Liga de Campeones, se transformó en una nueva demostración de que la hinchada del Real Madrid no estima a Bale.
Y eso que el galés protagonizó varias jugadas interesantes, incluida una gran asistencia a Cristiano Ronaldo en el primer gol blanco. Pero por varias razones la conexión entre el jugador y la grada dista mucho de ser la más agradable.
El plantel del Real Madrid no es ajeno al conflicto y llamó la atención tras el encuentro que el análisis del choque quedara desplazado para realizar varios alegatos a favor de Bale. Pareció una consigna.
Por ejemplo, el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, aseguró: «Lo veo cada vez mejor».
La apreciación contrastó con la revelación del centrocampista Carlos Casemiro: «Se nota que no está en su mejor momento».
Aunque luego el brasileño matizó: «Me quedo con el trabajo que ha hecho. Intentó rematar mucho de cabeza, estaba peleando, estaba generando juego y ese es el Bale que necesitamos y sabemos que es uno de los mejores en su función».
Tampoco le benefició el contraste con Cristiano Ronaldo. En su primer partido oficial de la temporada en el Santiago Bernabéu, el portugués logró un doblete y, casi tan importante, mostró la actitud y el hambre que el Bernabéu no encuentra en el galés.
Acusado de perezoso por sus detractores, Bale vive una particular travesía en el desierto desde que en noviembre de 2016 sufriera una grave lesión de tobillo que le tuvo cuatro meses de baja. Luego tuvo problemas musculares y, en definitiva, pasó una temporada casi en blanco que coincidió con un gran año del Real Madrid con la conquista de Liga española y Liga de Campeones, algo que no lograba desde 1958.
Durante este tiempo, el galés también tuvo que convivir con la irrupción del joven Marco Asensio, un favorito indiscutible de la hinchada blanca. Y, además, en este comienzo de temporada Bale tampoco fue capaz de echarse el equipo a sus espaldas coincidiendo con la sanción a Cristiano Ronaldo que le hizo perderse el inicio de la Liga española.
Fue un caldo de cultivo que se tradujo en una evidente desconfianza del jugador en sus propias posibilidades. Y justo en un momento en el que el Real Madrid necesita su mejor versión ante la lesión de Karim Benzema, ausente por un mes, y la propia sanción de Cristiano Ronaldo, al que le resta un encuentro por cumplir.
El Real Madrid sumó dos empates consecutivos en casa en La Liga y se quedó a cuatro puntos del Barcelona y la Real Sociedad. Éste último equipo será precisamente su rival el domingo y Bale es el único delantero de su equipo para actuar en Anoeta. El Real Madrid le necesita tanto como a él le urge ofrecer una gran actuación para intentar recuperar el afecto perdido.
De otra forma, el conflicto amenaza con enquistarse, algo que le viene mal a su equipo y al propio futbolista, cada vez más alejado de aquel por el que el Real Madrid pagó más de 100 millones de euros (casi 120 millones de dólares) en 2013.
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