Hay una frase que marca una conocida superproducción hollywoodiense que dice: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Bajo esa premisa, Peter Parker, un pardillo sin más, comienza a ser Spiderman y desarrollar superpoderes arácnidos para proteger su ciudad de los malhechores. Algo similar le pasa a cualquier gran dirigente político o deportivo cuando llega al cargo, pasa inmediatamente del anonimato a la fama absoluta, de Parker a Spiderman, aunque luego no sea tan fácil como en las películas. Por ejemplo llegar a ser presidente del Gobierno conlleva tener que soportar a una oposición bestial y no solo de los compañeros políticos, también de la prensa y la población. Pero es que ser presidente de un gran club de fútbol es parecido, similar a ser presidente del Gobierno, porque el fútbol, al igual que la política conlleva tener una dura oposición que comúnmente suele ser ventajista.
Es curioso las vueltas que da la vida y el deporte. Cuando el Real Madrid consiguió ganar su décima Champions, nadie se acordó del modelo deportivo de Florentino Pérez, como mucho criticaron las actuaciones del cuestionado Casillas, al presidente ni gota. Esos mismos madridistas que celebraron la décima, ahora son los que piden la cabeza de Florentino Pérez y el sábado en el clásico se hicieron notar mediante gritos de «Florentino dimisión». Parece que la política de fichajes del mandatario blanco ya no gusta, esa misma política que sirvió para coronarse como mejor equipo del continente, de un año para otro ha dejado de gustar. Se critica eso que ilusionó al madridismo tras anunciarse el retorno a la presidencia del ser superior, la llegada de grandes fichajes que al final no acaban de rendir del todo y se cuestiona el trabajo de entrenadores de primer nivel. Los vaivenes ventajistas del fútbol.
Pero esto no solo pasa en el Real Madrid, el fútbol es ventajista en todos los grandes equipos. Tras el famoso partido de Anoeta, el Barça de Luis Enrique quedó tocado y todos los ojos señalaban a Zubizarreta como uno de los culpables de las debilidades de la plantilla y los fichajes no terminaban de encajar. El aficionado culé criticaba a Zubizarreta por fichar a Mathieu, un jugador de 30 años que costó 20 millones de euros, a Douglas, un limitado lateral derecho que apenas contaba para Luis Enrique y a Vermaelen, un centrals propenso a lesionarse. Nadie felicitó a Zubizarreta por conseguir cerrar las llegadas de Rakitic o Luis Suárez. Seis meses después de ser despedido tras el partido en Anoeta, ese Barça ganó el triplete, el mismo Barça que había diseñado el propio Zubizarreta, aunque nadie se acordó de él. Otra vez ventajismo.
El Atlético de Madrid es el otro gran ejemplo de fútbol ventajista. Antes de la llegada del Cholo Simeone, el equipo rojiblanco atravesó una de las mayores crisis institucionales que se recuerdan, el cisma entre afición y directiva era total. Los gritos de “Gil cabrón fuera del calderón” afloraban en el Calderón día sí y día también y el pésimo rendimiento deportivo de un equipo que marchaba a la deriva fueron los motivos de esa profunda crisis. Meses después esa directiva decidió contratar al Cholo Simeone, un entrenador que cambió la situación deportiva y consiguió cambiar las increpaciones a la directiva por los “Ole, ole, ole Cholo Simeone”, pero ningún aficionado felicitó a la directiva por haber apostado por el entrenador argentino. El ventajismo volvió a aflorar.
El último caso de este artículo sobre fútbol ventajista se sitúa en el Valencia. Ahora los aficionados reclaman la salida de Peter Lim, Nuno y compañía del club para que regrese la anterior directiva, la cual estaba comandada por unos Amadeo Salvo y Rufete que abandonaron en malos términos el club este verano. Estos aficionados parecen no recordar que precisamente Salvo fue el que trajo al club la directiva actual con Nuno como entrenador. Los mismos que ahora piden a Nuno que dimita son los que cuando el equipo se clasificó para la Champions la pasada temporada no pararon de celebrarlo como si de un título se tratase. Qué poca memoria tiene el ventajismo.
La soberbia y el fútbol no deberían ir de la mano, pero van. A la vista está que el deporte rey da muchas vueltas y que los mismos que un día están en un pedestal para su afición, pueden ser bajados al inframundo fulminantemente cuando no van bien las cosas. Por ello los aficionados no debemos ser ventajistas, tenemos que ser justos en nuestras críticas y opiniones, ya que ni todo es negro, ni todo es blanco. Ni Florentino Pérez es lo peor ahora, ni era lo mejor cuando el Real Madrid ganó la décima, tiene sus pros y sus contras, pero lógicamente no es perfecto. Es muy fácil ser ventajista y sumarnos a la opinión mayoritaria cuando se apunta hacia alguien, lo difícil es reconocer el error o felicitar a esa persona cuando acierte. El fútbol lo agradecerá.
Periodismo deportivo | Especialista en selecciones europeas | Dirijo @RoadToEuro2016 | Narro y comento en radio | En @SpheraSports, @RevistaSPGO y @elenganche.
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