Enrique JULIÁN GÓMEZ – Aunque parezca increíble después de 13 temporadas de carrera y notables y numerosos éxitos, Alejandro Valverde todavía no había conseguido una victoria en Italia. Obviamente, hay que tener en cuenta el contexto de la carrera de Valverde, que se pasó cinco años, además de los dos de sanción, sin correr en el país transalpino tras el 'affaire' con la bolsa de sangre, Eufemiano Fuentes y el CONI, y solo volvió a Italia hace un año, precisamente en la Strade Bianche.
El murciano se desquitó de esta losa y de su error ayer al no responder al corte decisivo teniendo fuerzas para ello -si bien, es probable que no hubiera ganado dado el nivel de Kwiatkowski- con una exhibición en la Roma Maxima. La carrera retomada por RCS el año pasado para darle un lavado al antiguo Giro del Lazio, que no se disputaba desde 2007, y una clásica propia a la ciudad eterna, recorre las colinas de la región alrededor de Roma para volver a la Via de los Foros Imperiales, donde inicia y finaliza la carrera bajo la impresionante estampa del Coliseo romano.
Con la formación de la fuga del día, compuesta por Ludvigsson -vencedor de Etoile de Besseges-, Brandle, Bonifazio, Teklehaimanot, Van Niekerk, Rejnen y el último superviviente, Gastauer, la carrera marchó tranquila hasta las última ascensión Campi di Annibale, desde donde se dice que Aníbal avistó Roma por primero. No el héroe cartaginés sino el murciano Valverde se lanzó en repetidas ocasiones, secundado por su compañero Nairo Quintana, en busca del corte definitivo. Y lo consiguió en la parte más exigente de la ascensión, el paso por el adoquinado de Rocca di Papa, con Domenico Pozzovivo a su rueda.
Una vez coronado, quedaban 35 kilómetros de descenso hacia Roma, en los que Valverde y Pozzovivo abrieron hueco suficiente. Destacado el trabajo del italiano en la fuga, pese a que sus opciones en un sprint ante Valverde, como se vio luego eran casi nulas. Así se llegó a la sombra del Coliseo, donde, pese al aliento del pelotón que le pisaba los talones, Alejandro Valverde pudo celebrar su primera victoria en Italia. Por detrás, Davide Appollonio -otro AG2R, como Gastauer y Pozzovivo, el equipo francés lleva un comienzo de temporada sensacional con muchos ciclistas diferentes- y Sonny Colbrelli -décimo Top-5 esta temporada sin victoria- lideraron el pelotón.
En otro orden de cosas, comenzó la París-Niza, la 'Carrera hacia el Sol', con una etapa accidentada con inicio y final en uno de los suburbios parisinos. Numerosas caídas protagonizaron el día, entre ellas la de Bouhanni, que posteriormente ganaría la etapa, también otra a falta de una veintena de kilómetros que partió el pelotón. Entre los damnificados del día, Voeckler, Bardet, Gerrans y los Schleck, que perdieron más de un minuto, además de Van Garderen, que se bajó de la bicicleta por problemas estomacales. Al final, Nacer Bouhanni, con la rodilla en sangre, realizó un primoroso sprint para remontar a Degenkolb y batir al alemán y a Meersman. También venció la etapa inicial el año pasado, aunque se cayó con el maillot de líder en la siguiente, viéndose obligado a abandonar.
Además, este fin de semana se disputaron los Driedaagse van West-Vlaanderen, los Tres días del Oeste de Flandes, si prefieren. El estonio Gert Jõeäär, de Cofidis, venció el prólogo y la general final, solo tres segundos por delante de Guillaume Van Keirsbulck, joven talento del OPQS que venció la última etapa. La segunda fue al sprint para otro joven, nacido en 1993, Danny Van Poppel, que consiguió su primera victoria como profesional. En la otra punta del mundo, en Malasia, se disputó el Tour de Langwaki, larga carrera por etapas en la que venció el iraní de imposible nombre Mirsamad Poorseyedigolakhour y Theo Bos se llevó cuatro parciales al sprint.
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