En el noreste de Bélgica, en la región flamenca del país y cerca de la ciudad neerlandesa de Maastrich famosa por su tratado, hay una ciudad de 64000 habitantes cuyo club se ha convertido en las últimas dos décadas en uno de los clásicos de la parte alta de la clasificación en la Jupiler Pro League.
Además de su exponencial crecimiento deportivo y de sus saneadas cuentas, la gestión del Genk -campeón belga en 2011 aunque todavía eclipsado por el regio peso de los dos grandes del país como son el Brujas y el Anderlecht– se ha caracterizado por su gran trabajo de cantera y captación con los futbolistas jóvenes y sus posteriores abultados beneficios con sus ventas.
Como las dos últimas de ellas, que han dejado en las arcas del club flamenco 41 millones de euros, con las operaciones que han llevado al extremo Leon Bailey, de 19 años, al Bayer Leverkusen (23M) y al mediocentro defensivo nigeriano Onyinye Ndidi (18M), de apenas 20 años, a fichar por el Leceister, vigente campeón de la Premier League, ambas en el presente mercado invernal.
Sin embargo, si el Genk no hubiese vendido a lo largo de los últimos años a todos sus activos futbolísticos de enorme proyección o hubiese podido retener a los que se marcharon antes incluso de debutar con el primer equipo, hoy podría tener una alineación perfectamente preparada para ser el gran favorito al título liguero en Bélgica e, incluso, pelear por un título como puede ser la Europa League. Lo repasamos.