
Eibar
Anaitz Arbilla | “Estoy muy identificado con lo que siente el pueblo, con los valores que intenta transmitir el club”
En el fútbol de los contratos cortos y los ciclos fugaces Anaitz Arbilla representa otra forma de vivir este deporte. El navarro, referente y capitán de la SD Eibar, ha renovado para su décima temporada en Ipurua. En un deporte marcado por la inmediatez y los ciclos cortos, representa una excepción. Un profesional que no solo se ha ganado un sitio en la historia reciente de la SD Eibar, sino que ha sabido tejer con el club una relación que va mucho más allá de lo contractual. El caso de Arbilla es un hito poco habitual que habla tanto del futbolista como de la persona.
Lejos de aferrarse a lo simbólico, Arbilla entiende esta continuidad como un acto natural. Ha crecido en paralelo al Eibar de la última década y lo expresa desde un lugar profundo. Se enfrenta a la décima temporada. Una década de fidelidad a un club, a una ciudad y a unos valores que él mismo resume: “Estoy muy identificado con lo que siente el pueblo, con los valores que intenta transmitir el club”. El anuncio de su renovación se entiende así algo más que una prolongación profesional: “Es un orgullo poder tener tantas temporadas en un sitio así, donde te sientes valorado por encima de todo y donde sientes tanto cariño”, dice con serenidad. En el fútbol de los cambios rápidos, encontrar un lugar donde quedarse no es frecuente. Y él lo ha encontrado.
📝 Anaitz Arbilla seguirá siendo armero hasta 2026
— SD Eibar (@SDEibar) May 31, 2025
©️ Con 274 partidos con el escudo armero y más de 22.200 minutos en el pecho, Arbilla es el 5º jugador con más encuentros del club.
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Pocos futbolistas pueden hablar desde ese lugar. Arbilla no ha sido solo central, lateral, capitán o veterano. Ha sido, sobre todo, un referente silencioso del Eibar moderno, testigo y protagonista de casi todo lo vivido desde que el equipo se asentó en Primera y volvió a luchar desde Segunda. “El ascenso ha sido un reto durante muchos años”, reconoce. “Lo hemos tenido muy cerca, no lo hemos conseguido, pero al margen de eso, creo que ya voy unido a lo que es el club, el pueblo”. Y es que más allá de los resultados, hay una conexión emocional con Eibar que para él ha sido determinante. “Mi forma de ser, mi forma de pensar y vivir están muy identificadas con este club”, explica.
“Soy un tío de mucho carácter, que no rehuye de cualquier duelo, muy competitivo, ganador y sobre todo solidario”
Hablar de Arbilla es hablar también de una forma de competir. “Soy un tío de mucho carácter, que no rehuye de cualquier duelo, muy competitivo, ganador y sobre todo solidario”, se define. En el campo transmite esa energía. Fuera, ejerce un liderazgo cercano, natural y afirma intentar mantener su esencia: “No hace falta que te vean muy especial, porque si no, se enfrían las relaciones. Intento ayudar en todo lo que pueda a cada jugador”.
En ese ambiente, Arbilla ha crecido también como futbolista. El Eibar de sus inicios, más directo e intenso, ha dado paso a un equipo con una propuesta más elaborada. Y él ha sabido adaptarse. “Hoy en día al defensa se le empieza a exigir algo más con balón, de poder ser partícipe en ese juego ofensivo”, asegura. “Creo que no es que sea especial respecto al resto, pero es algo que se me da bastante bien”.
“Es bonito irte con una sensación positiva, porque eso va a ser importante para el comienzo”.
La temporada no ha concluido como esperaba. El Eibar no ha logrado entrar siquiera en los playoffs. Aun así, el equipo empezó fuerte con varais jornadas consecutivas sin conocer la derrota. Pero el desgaste, los cambios y algunos empates decisivos acabaron pasando factura. Sin embargo, el cierre de curso deja algo positivo. “El equipo se va de vacaciones con ganas de empezar el año que viene”, señala. “Es bonito irte con una sensación positiva, porque eso va a ser importante para el comienzo”.
La alta exigencia de la Segunda División obliga a competir contra rivales potentes. “Sabíamos que era complicado, porque cuando hay seis o siete equipos por delante, no todos van a fallar”, admite. Pero Arbilla subraya algo que considera clave. “Si no te lo crees, no vas a estar, eso lo tengo muy claro”. Reconoce la exigencia del entorno como una motivación y pone el acento en un factor decisivo: la fe. Es esa mezcla entre ambición realista y convicción lo que, en su opinión, puede marcar la diferencia en un contexto cada vez más igualado y exigente como el de Segunda División.
Más allá del juego, lo que le hace seguir vinculado a este club es una forma de entender las cosas. “Creo que éste es un pueblo trabajador, humilde, muy solidario”, explica. “Tender la mano al compañero, ser cercano. Aquí estamos muy cerca entre nosotros, intentamos comunicarnos, tenemos relación con distintos departamentos” recalca como característica distintiva del Eibar.

En el vestuario, ejerce un liderazgo natural. No se impone, acompaña. “Intento ser lo más alegre posible, intento ser yo mismo”, afirma. “Tengo muy buena relación con mis compañeros, puedo hablar de cualquier tipo de cosa con todos ellos”. Rehúye de etiquetas, pero no de la responsabilidad: “Tengo un carácter fuerte y a veces se me escapa, pero intento ayudar en todo lo que pueda”.
A nivel personal, no se marca grandes objetivos. Ni cifras ni metas a largo plazo. Su propósito es vivir el día a día, disfrutar del presente, algo que, reconoce, no siempre ha sido fácil. Arbilla se exige mucho, carga responsabilidades, analiza, le cuesta desconectar. Ahora, con más experiencia y perspectiva, quiere aprender a combinar su gen competitivo con una mayor capacidad para disfrutar lo cotidiano. “Estas etapas las vivo como un regalo”, dice, dejando claro que, más que pensar en el final, quiere saborear el camino.
La nueva ciudad deportiva que está en marcha es otro motivo de ilusión para él. No solo como una mejora estructural, sino como una señal de progreso: “Vamos a ver a los chavales, estar todos más cerca. Es algo que hemos conseguido por méritos propios y que nos representa”.
Anaitz Arbilla no renueva un contrato, renueva un vínculo. Con su continuidad, Eibar no solo asegura experiencia y carácter, también preserva una forma de estar en el fútbol que habla de lealtad, pertenencia y coherencia. Es la confirmación de una pieza fundamental para la lucha por volver a Primera, que tiene como arma fundamental la lucha y la identidad con el club y la ciudad.
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