En el emocionante y siempre cambiante escenario del fútbol, cada equipo aspira a destacar no solo por su talento individual, sino también por su habilidad para adaptarse a las fluctuaciones constantes del juego. En este sentido, el Real Madrid de Carlo Ancelotti durante la temporada 23/24 ha sido un verdadero modelo a seguir en cuanto al comportamiento deseado de un equipo delante la variabilidad impuesta por el entorno.
La adaptabilidad es una cualidad esencial en el mundo del deporte, y el conjunto blanco ha elevado su importancia a un nuevo nivel. Los merengues no solo han confiado en su destreza individual, sino que también se han distinguido por su capacidad para ajustarse con rapidez a diferentes situaciones de juego.
Para comprender mejor la adaptabilidad del Real Madrid, es importante analizar las características de los sistemas complejos adaptativos. Estos sistemas se caracterizan por su capacidad para auto-organizarse, es decir, encontrar nuevas formas de distribución y responder de manera efectiva a los cambios en su entorno.
En el caso de los blancos, estas características se han visto reflejadas en su habilidad para ajustar eficientemente su juego a nivel táctico en base al escenario que se le presentaba, y encontrar soluciones innovadoras en situaciones desafiantes con una naturalidad sorprendente. Algo común en los equipos de Carletto, que no se caracterizan por mostrar una gran rigidez táctica, pero que esta temporada ha elevado a un nivel superior mostrando esa “libertad organizada” capaz de sobreponerse de forma casi imbatible a cualquier rival.
Un claro ejemplo fue la eliminatoria contra el Manchester City de la UEFA Champions League en cuartos de final. El equipo supo adoptar diferentes roles durante un mismo encuentro. Desde la necesidad de lanzarse al ataque como bloque en busca del gol para remontar un resultado adverso, hasta tener que adoptar una postura defensiva perfectamente coordinada para proteger una ventaja.
Otra característica destacada del Real Madrid como sistema complejo adaptativo es su resiliencia y capacidad de superar adversidades. Una muestra de ello fue cuando tras marcharse Benzema, y lesionarse de gravedad el triángulo Courtois, Militão, Alaba, jugadores clave de la última Champions levantada, muchos aficionados blancos pensaron que el rendimiento del equipo descendería de forma drástica. Sin embargo, el sistema merengue guiado por el técnico italiano consiguió adaptarse al nuevo contexto y mantener e incluso aumentar el nivel a través de una estructura base distinta, interpretada de forma auto-organizada por los jugadores como protagonistas.
Analizando así ese suceso poco común en el fútbol, podemos afirmar que una de las claves del éxito merengue ha sido ese respeto por los grados de libertad de los jugadores. Cada futbolista aporta sus propias cualidades, creatividad y estilo de juego al equipo, sin quedar restringidos o limitados por unos patrones tácticos rígidos y predefinidos. Por lo tanto, el hecho de permitir que los jugadores explorasen y utilizasen sus habilidades individuales dentro del marco táctico del equipo ha sido fundamental para maximizar su rendimiento en el campo.
En conclusión, el Real Madrid de la temporada 23/24 ha sido un claro ejemplo de cómo se comporta un sistema complejo adaptativo que fluye bajo la tutela de un líder ideal para el contexto y el perfil de jugadores que lo forman. Su capacidad para ajustarse dinámicamente a los cambios en su entorno, su flexibilidad táctica, su resiliencia, su habilidad de recuperación, y respeto por los grados de libertad lo han convertido en un equipo formidable. En un deporte tan caótico e impredecible como el fútbol, la adaptabilidad es una cualidad que marca la diferencia, y el Real Madrid ha mostrado poseerla.