El Mundial de Clubes arrancó para el Atlético de Madrid como una pesadilla de la que costará despertar. En el Rose Bowl de Pasadena, el PSG no solo pasó por encima del equipo de Simeone: lo descompuso, lo expuso y lo dejó sin argumentos ni excusas. El 4-0 final es un retrato fiel de lo que fue el partido, pero también un aviso de lo que puede ser este torneo para unos y otros.
El PSG, vigente campeón de Europa, salió con el acelerador pisado y no necesitó ni forzar la máquina. Fabián Ruiz y Vitinha, dueños del mediocampo, marcaron pronto la diferencia y pusieron el 2-0 antes del descanso. El Atlético, superado en todas las líneas, apenas pudo rebelarse: un gol anulado a Julián Álvarez y una ocasión desperdiciada por Sorloth fueron los únicos destellos de esperanza antes de que la noche se volviera aún más oscura.
La segunda parte fue una sucesión de frustraciones rojiblancas. La expulsión de Lenglet por protestar dejó al Atlético con uno menos y sin capacidad de reacció. Mayulu aprovechó la pasividad defensiva para firmar el tercero y, en el descuento, Kang-In Lee cerró la goleada desde el punto de penalti tras una mano revisada por el VAR. El PSG, con un ritmo muy superior, demostró que su candidatura al título es muy seria.
El PSG se une con esta victoria a los tres equipos que han logrado la victoria en su primer compromiso. El Bayern de Múnich firmó la máxima goleada, con un abultado resultado por 10-0 ante el Auckland City. Botafogo venció por la mínima (2-1) al Seattle Sounders. Palmeiras y Porto y el partido inaugural entre Inter Miami y Al-Ahly terminaron con un empate sin goles.
