Durante muchos lustros la afición del Arsenal ha pedido un delantero de clase mundial. Ni Olivier Giroud, internacional titular con Francia, era capaz de silenciar aquellos comentarios. Pero esta temporada a Arsene Wenger se le ocurrió algo que a la larga está dando resultados. Alexis Sánchez, que siempre partía en banda con los de Londres, se movió a la delantera a causa de las lesiones del galo y de Lucas Pérez. Además, con la aparición de Iwobi el cambio del chileno hacia la punta no era tan doloroso y con dos genios como Özil y Walcott las cosas no pueden ir mal.
Los del Emirates han cambiado. Todo ahora es mucho más dinámico. Giroud antes, como actualmente hace Sánchez, salía de su zona de influencia para tocar y dejar huecos a los veloces extremos pero Alexis, sin embargo, hace las cosas a dos marchas más rápidas que el francés por lo que el fútbol gunner obtiene otra dimensión.
El chico maravilla, durante gran parte de su carrera, fue un extremo que se caracterizaba por su velocidad y su descaro a la hora de encarar y su posición de nueve le afectaba en el Camp Nou. Muchos le pedían que solo estuviera en la finalización de la jugada cuando sus características como futbolista demostraban que también debía estar en la creación. De hecho actualmente con su nuevo rol, en pleno diciembre, lleva ya once tantos lo que es una de las mejores cifras de toda su carrera.
Asimismo, la evolución del ex del Barça también viene dada por la inteligencia del previamente nombrado Özil. El alemán es capaz de encontrar huecos con una simplicidad de otro mundo por lo que combinar con él se hace de lo más sencillo. De hecho, el Chelsea, uno de los mejores equipos de la liga, sufrió las contras de este tándem asesino al que es muy complejo de defender. Alexis ha cambiado y ahora todos le temen. La única duda es si podrá mantener este nivel hasta el final del curso. Si es así Wenger ya puede preparar el champán.