Esta noche ha arrancado el Play In de la NBA. O lo que es lo mismo, una repesca que se han inventado en la mejor liga de baloncesto del mundo para que los equipos que están lejos de luchar por algo no se dejen ir antes de que acabe la temporada. El Play In es una bola extra que no van a poder jugar los Lakers. Aunque hace días que se confirmó el desastre, es ahora que ellos ya están oficialmente de vacaciones es cuando somos realmente conscientes de lo decepcionante que ha sido la temporada de los de oro y púrpura.
Es triste ver cómo una franquicia histórica como Los Ángeles Lakers acaba la temporada antes de tiempo, sin posibilidad ni siquiera de meterse entre los 10 mejores equipos de su conferencia. Para que nos hagamos una idea, sería como si Real Madrid o FC Barcelona no entrasen ni en la Europa League. Parece algo imposible, ¿no? Pues al sur de California ha pasado lo imposible.
Aunque a veces es necesario pegársela de verdad para que algo cambie. Seguramente si hubieran llegado a primera ronda del Play off, jugando como han jugado toda la temporada, y hubieran sido eliminados la autocrítica y la reestructuración no habrían sido tan contundentes.
Y, ¿de quién es la culpa de todo esto? ¿Hacia dónde hay que apuntar? Hay pocos que se salven de la debacle. Con este batacazo la remodelación ha empezado por el banquillo, como suele ser habitual. Cambiar primero al entrenador es lo más fácil, y en este caso estaba cantado. Aunque no por ser más esperado (el propio Frank Vogel lo tenía más que asumido) deja de llamar enormemente la atención que se enterase en rueda de prensa de que le iban a despedir. La guinda, surrealista, a una temporada horrible y para el olvido en la franquicia. Cuando un equipo desciende, se echa al entrenador, lógico. Cuando las cosas no han salido como uno esperaba, hay que cambiarlas. Sin embargo, en este caso, le quitaría a Frank Vogel más responsabilidad y culpa de la que desde la franquicia le han querido poner. Si a un entrenador como él, defensivo, le das jugadores que sólo atacan y que no defienden, tienes muchos números de que las cosas no salgan bien.
No olvidemos que Vogel llevó a los Lakers, en su primer curso como entrenador, hasta el anillo en la “burbuja” de Orlando. Hace menos de 2 años de aquello. ¿Qué fue de aquellos Lakers? Sólo quedan 2 jugadores de aquella plantilla: LeBron James y Anthony Davis. Los dos han estado condicionados por las lesiones esta temporada. En el caso de Lebron (de lo poco que se puede salvar de la temporada de los Lakers), dejando a un lado la edad -37 años-, se ha convertido este curso en el máximo anotador de todos los tiempos de la NBA, ha anotado más de 30 puntos por partido, superando el promedio de su carrera y ni así ha podido. No él solo. Ahora dice que la decisión de elegir nuevo entrenador no depende de él, sino de la gerencia. Sí fue su decisión traer a Russell Westbrook, al menos contribuyó a su llegada. Sin saber cuál es su grado de culpabilidad, el base, que ha sido uno de los señalados, ha dejado claro que no ha encajado en el equipo, ni ha dado el rendimiento que se esperaba de él.
Por último, hay que mencionar a la gerencia a la que ha hecho alusión recientemente el 23. Ron Pelinka dejó escapar a Kyle Kuzma a Washington y a Caruso a Chicago. Dos de los jugadores que ganaron el anillo de la pandemia. Y no han sido las únicas malas decisiones han condicionado su año.
Con esto quiero decir, que la ‘culpa’, como la lotería, está bastante repartida. Ni hay un culpable ni hay una única solución. Sin duda, el desastre ha estado condicionado por las expectativas que se pusieron en un equipo que al inicio de temporada era segundo en las apuestas como favorito al anillo. Como decía anteriormente, el desastre de los Lakers supone una gran oportunidad para hacer limpieza y reconstruir una franquicia histórica que no se merece haber acabado la temporada de esta manera.
Imagen de cabecera: LA Lakers