El fútbol es impredecible. Dudas convertidas en certezas y verdades que parecen diluirse. Alessio Lisci es prueba de ello. Hace apenas un año, su continuidad en el Mirandés era objeto de debate. Hoy, su equipo duerme líder en Segunda División. No hay milagros en Anduva, solo trabajo, convicción y una identidad de juego que ha sabido construir con paciencia y determinación.
Lisci tiene orígenes en las categorías inferiores de la Lazio. El entrenador del Mirandés parece conocer la receta de que el éxito se cocina a fuego lento. Su paso por el Levante le permitió conocer la crudeza de la élite y la fragilidad del banquillo, pero también fortaleció su capacidad de adaptación. En Miranda de Ebro ha encontrado el escenario perfecto para desplegar su método: disciplina táctica, solidez defensiva y un pragmatismo ofensivo que rentabiliza cada gol al máximo.
La historia del Mirandés está marcada por su capacidad de reinvención. Cada verano, la plantilla se renueva casi por completo, pero el espíritu de resistencia permanece intacto. Esta temporada, con una de las plantillas más jóvenes y menos valoradas de la categoría, el equipo ha desafiado la lógica y se ha instalado en la zona alta de la tabla. Su triunfo ante el Racing de Ferrol le ha otorgado el liderato provisional, el cual podrán disfrutarlo al menos a lo largo de esta semana.
El fútbol de Lisci es directo, sin adornos innecesarios, pero con una minuciosidad que se refleja en cada acción. La solidez defensiva es su pilar fundamental: el Mirandés es uno de los equipos menos goleados de LaLiga Hypermotion. A balón parado, el conjunto rojillo ha encontrado una de sus armas más letales, aprovechando al máximo cada jugada ensayada. Pero más allá de los números, lo que define a este Mirandés es su fe en la idea de Lisci.
Nadie sabe qué deparará el futuro. Pero lo que ya es innegable es que Alessio Lisci ha construido algo especial. Es un técnico con talento pero discreto, en un equipo modesto que sostiene con eficacia su apuesta en el verde. Mientras el balón siga rodando, el Mirandés continuará soñando.