Alejandro CENTELLAS – En el litigio de intereses en el que está inmerso el Real Madrid, las aristas son múltiples. Los defensores y detractores en la portería, los que apoyan las rotaciones en la parte delantera y los disconformes como actitud vital. En eso se ha convertido el Santigo Bernabéu, en un juicio público constante. Aunque a veces la niebla impide ver el paisaje.
Mientras el público ofrecía su veredicto bajo palos, con Keylor Navas como titular sorpresa, el Elche se puso por delante en el marcador con un penalti de difícil explicación. Edu Albacar transformó la pena máxima y entonces se vieron las debilidades defensivas del Real Madrid. Un equilibrio que de momento va a ráfagas y que no termina de convencer a Ancelotti. Tampoco sería justo desmerecer la actitud del Elche, valiente en ideas y fresco en ejecución, que cuenta con hombres veloces que siempre son piedras en el zapato para cualquier equipo. Pero, al final, la consigna es clara: el Madrid no se puede mostrar débil en su casa.
Al rescate de los momentos de duda, salieron los hombres que acostumbran a sacar de más de un problema a su equipo. Con la BBC partida, Cristiano y Bale fueron los encargados de arropar al enfermo. El primero de Bale, llegando en desmarque al área para aprovechar la delicadeza de James, fue el apósito que el Madrid necesitaba. El resto fue obra de Cristiano Ronaldo con la connivencia arbitral: el penalti señalado a Marcelo, en un nuevo ejercicio de imaginación de Clos Gómez, convocó a los fantasmas de un Elche que ya vio la temporada pasada cómo el Madrid arrancaba puntos de su estadio con muchas dudas en su legalidad. Esta vez, un penalti creativo para cada uno. Cristiano lo ejecutó de forma magistral, por la escuadra, sin atisbo de nerviosismo. Del tercero también se encargo el portugués, recordando una vez más que sus músculos cervicales son obra de ebanista. Del Elche, poco más que la firma en el expediente.
El Elche terminó de funcionar en la segunda parte mientras Isco sacó su lámpara. El idilio con el Bernabéu es un hecho, aunque en ocasiones la relación se enfríe. El malagueño tiene el poder de convertir al exigente público del Real Madrid en disciplinados seguidores. Tiene chistera y conejo de sobra para maravillar en el Bernabéu y la segunda parte fue un muestrario de sus ya conocidas habilidades. Entre tanto, quedó hueco para el lucimiento de Manu Herrera, que pese al resultado fue el mejor de su equipo. Aunque nada pudo hacer ante el tercer gol de Cristiano Ronaldo.
Dos hat-trick seguidos y ya mira de cerca a los registros de Di Stéfano y Zarra. Pero el portugués, inconformista por naturaleza, decidió que donde caben tres caben cuatro y definió a placer después de una gran jugada de Bale.
Además comprobamos que Chicharito se ha ganado definitivamente. Su fluidez verbal y sus artes futbolísticas le han convertido en el nuevo ídolo. Chicharito tiene un año para convencer a Ancelotti y el Bernabéu, mientras, aporta su granito de arena para que la decisión sea más sencilla. Al final, el Real Madrid superó por inercia el partido y demuestra que tiene fondo de armario para dar descanso más a menudo.
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