Desde el nacimiento del fútbol hay una constante que se mantiene. Hay un origen que resta impasible al paso del tiempo. Esa esencia imperturbable es la representatividad. Un equipo de balompié representa a una comunidad, pueblo, ciudad o país. Ya sean grandes o pequeños, populares o desconocidos. Es lo que alguna vez ha contado Axel Torres. Sin identificación con un territorio, sin una hinchada que se vea reflejada en un equipo, el fútbol no tendría sentido y no habría llegado hasta la dimensión que tiene actualmente.
Cualquier persona que le guste el fútbol, o incluso que le apasione, en los primeros pasos se siente identificada por un equipo. Los primeros recuerdos futbolísticos suelen ser de un club, ya sea los colores de la camiseta, el escudo, ese futbolista que llamó la atención, etc.
A medida que corre el tiempo esa afición por un club crece. Es un fenómeno que todos y cada uno de los aficionados experimenta. Ese sentimiento es lo que hace tan especial el fútbol de clubes y, en mi opinión, ser más trascendental que el fútbol de selecciones. Los jugadores son los mismos, lo único que cambia es la zamarra que visten justo antes de empezar el partido. Aunque una selección sea capaz de movilizar a millones de personas, el verdadero sentimiento de comunidad, el de la rivalidad con los equipos contrarios, pero a la vez cercanos, como es el caso de los derbis, el que hace estar más ligado a la gente que te rodea es el fútbol de clubes.
Las temporadas se basan prácticamente en las competiciones entre clubes, y cuando éstas finalizan, ya se está pensando en el inicio de la siguiente campaña. Así año tras año. Las competiciones de selecciones se concentran en periodos de tiempo más cortos, que los hace muy intensos.
El fútbol de selecciones durante la temporada me recuerda en mi caso el hecho de no saber cocinar demasiado bien. Durante el transcurso de las competiciones domésticas hay distintos parones para enfrentamientos de selecciones. De repente, y porque sí, llegan y lo paralizan todo. Es como cuando intento ponerme a cocinar, y no sé por dónde empezar. Pienso y por qué esto ahora. Sin embargo, la finalidad de ponerme a cocinar radica en el hecho de posteriormente degustar, por ejemplo, mi comida favorita. Me sucede lo mismo con las selecciones. Durante la temporada los parones para los enfrentamientos internacionales los veo como interrupciones de la competición principal, como obstáculos que ralentizan todo, pero cuando llega el verano y el momento del torneo de selecciones, vuelvo a verlo con mucho gusto.
Es el fútbol, que va de clubes y selecciones.
You must be logged in to post a comment Login