En varias ocasiones, he explicado en conferencias o charlas cómo trabajamos en su día con Ronaldo para que su figura tuviera una destacada significación en temas de carácter humanitario. La semana pasada, en un magnífico evento organizado por la asociación Atades en Huesca, tuve la ocasión de volver a exponer su proyecto para cambiar el mundo. En el mismo congreso también participé en una mesa redonda sobre comunicación y responsabilidad social. En ella se trataron temas muy interesantes, pero me llamó la atención la postura defendida por mis colegas: los medios de comunicación son los responsables de que se desatiendan los asuntos sociales a cambio de embarrar la actualidad con otras cuestiones.
Somos sociales en las encuestas pero no tanto en nuestro comportamiento. Es difícil cumplir con todas las demandas solidarias que la humanidad nos requiere y aún más vivir sin agredir al medio ambiente por muy ecologistas que nos reconozcamos. El crecimiento de nuestra especie se ha producido a costa de la naturaleza y estamos en un momento en que alcanzamos el límite para la cuenta atrás del planeta tal y como lo entendemos.
En el deporte no somos diferentes. La población prefiere la polémica y la confrontación. Es así, no le demos más vueltas. De cara al próximo clásico, un gesto de cortesía, como es el pasillo a los vencedores, se interpreta más como una humillación que como un reconocimiento. No nos gusta identificarnos con la degeneración del lenguaje y de las actitudes pero somos actores principales del debate.
(FC Barcelona)
Esta semana se ha producido un acuerdo histórico en el fútbol al igualar la Federación Noruega los salarios de sus internacionales, independientemente de su sexo. Su difusión ha sido mínima por estos andurriales. Estamos hablando de un acuerdo histórico, de igualdad, de finanzas, de fútbol internacional, pero no ha sido interesante para el periodismo ni para la sociedad. Hoy tenemos cientos de herramientas para elegir aquello sobre lo que queremos que nos informen. No sirve la explicación de que consumimos basura porque nos ofrecen basura. Disponemos de alternativas pero solo nos acordamos de ellas cuando necesitamos quedar bien con nuestro interlocutor.
Las federaciones, clubes y deportistas protagonizan acciones admirables pero no tienen repercusión. Mi blog, por ejemplo, recoge algún artículo en este sentido aunque el número de lectores es muy inferior a otros relatos con temas estrictamente deportivos o de análisis sobre alguna disputa. Solo hablando de fútbol, ese deporte cada vez más encerrado en una burbuja, la fundación del Barcelona ha sido premiada hace pocos días como la mejor del año, el apoyo que hace el Real Madrid a cuestiones sociales es también relevante, el Espanyol publica su memoria de responsabilidad social, el Rayo Vallecano apoya a la comunidad… son decenas los ejemplos pero escasos los reconocimientos informativos y menos el seguimiento que realizan los socios y aficionados de esas entidades. Como especie somos tan competitivos como cooperativos, pero en nuestras demandas de información seguimos optando por el escaparate en lugar de los productos.
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