De niños, había partidos que, desde el sorteo del calendario, amenazaban con generarnos innumerables consecuencias. Ansiedad, nerviosismo extremo, mareos, sobreexcitación… Y eso durante semanas y meses. Ahora, y tras 15 días sin Liga, el sábado el Camp Nou se reinicia con un partido sin igual en Catalunya. Esta vez, el derbi se va a jugar con los mayores asemejándose a como se vive en las inferiores.
Recuerdo durante mi infancia y adolescencia seguir de cerca las andanzas de mis coetáneos en ambas canteras. Con el deseo de poder vivir experiencias similares y con uno de mis mejores amigos siendo parte de ellos, me fascinaba la responsabilidad y el deseo de ganar por encima de todas las cosas en niños que aún confundían sueños. Con una rivalidad cainita y con una igualdad tremenda en la pelea por los objetivos, cada gol y cada triunfo marcaban vidas.
Un Barcelona-Espanyol, y viceversa, es un viaje a lo desconocido. Por mucho que digan los números y vociferen algunos personajes, existe tal carga emocional que el karma y ciertas pulsiones siempre convierten al partido en un enigma encantador. Podríamos pasar años hablando de la multitud de ejemplos que así lo atestiguan, pero de nada sirve analizarlos en exceso para intentar entender lo que está por venir.
Esta vez el escenario agrega el regreso de un mito, la equivalencia en la tabla, el inicio errático de los culés y el alzamiento de los pericos. Más elementos para la confusión, para la dificultad de pronósticos. Qué maravilla, sentarse a ver un partido así sabiendo que recupera muy mucho su esencia y que vuelve a adquirir los tintes que tantas veces se han querido esconder, supongo que por desconocimiento.
Para un momento en el que nuestro torneo necesita promoción para relanzarse, el sábado tiene que cuidarse el producto. Y se cuida en la esencia de cada pelota dividida, en cada pase, en cada regate, en cada falta y en cada gol. Igual volver al origen del partido nos ayuda a devolverle al presente una joya que no podemos descuidar.
Imagen de cabecera: FC Barcelona