El pasado lunes, sobre el
mediodía en Europa, la Federación Internacional de Tenis (ITF en sus siglas en
inglés), que organiza la Copa Davis, soltó la bomba: previa aprobación de la
Asamblea General Anual, cambia el formato de la Copa Davis para 2019.
El Consejo de Administración de
la ITF ha apoyado de forma unánime un acuerdo por el que se crea una Final de
la Copa Mundial del Tenis que se celebraría en noviembre en una única ciudad,
en una semana, con la participación de 18 naciones.
Se celebraría con los tenistas
con 10 meses de competición a sus espaldas y en un entorno en que se celebran
dos ATP 500 (Basilea y Viena), el Masters 1000 de París y las Finales ATP.
Desde luego no es el mejor entorno para un torneo que necesita a los mejores
para funcionar ya que el torneo al que pretende sustituir adolece precisamente
de la ausencia de las grandes raquetas del circuito.
Detrás de esta propuesta,
aprobada por el Consejo de Administración de la ITF, está el grupo inversor Kosmos,
cuyo fundador y presidente es el futbolista del FC Barcelona, Gerard Piqué.
También, tras este grupo inversor, se encuentra la empresa japonesa Rakuten
(patrocinador principal del FC Barcelona). A nivel económico, el acuerdo asciende
a 3 billones de dólares (unos 2.438 millones de euros) para los próximos 25
años.
Pese a que el anuncio cayó como
una bomba en el mundo del tenis, dado el inmovilismo absoluto existente en
torno a la Copa Davis y la Fed Cup, la luz verde definitiva aún no es real.
Falta (que no es poco), la aprobación de la Asamblea General Anual (AGM en sus
siglas en ingles) que se celebra en 2018 en la ciudad estadounidense de Orlando
(Florida) en agosto (13-16).
Este paso no es baladí. En la AGM
se reúnen las naciones miembros de la ITF y todas las decisiones del ente, se
debaten y se aprueban en la AGM. Sin ir más lejos, en 2017, la AGM rechazó la
propuesta aprobada por el Consejo de Administración de realizar modificaciones
en la Copa Davis como hacer los partidos individuales a tres sets. La propuesta
se quedó a apenas tres puntos porcentuales (63,54 frente al 66% necesario) de
ser aprobada.
Pese a que uno de los pasos ya está
dado (la aprobación por unanimidad por el Consejo de Administración de la ITF),
falta que la AGM la ratifique. Y en esta ocasión, también son necesarios 2/3 de
los votos para que salga adelante.
Por lo tanto, suponiendo que la
AGM ratifique la decisión, la Copa Davis cambiará completamente. Quizás ni se
le pueda llamar Copa Davis. Porque tal como la conocemos ahora, dejará de
existir.
Pasará de cuatro semanas al año
(tras el Abierto de Australia, tras el Masters 1000 de Miami, tras el Abierto
de EEUU y tras las Finales ATP) a una sola semana en noviembre, cuando
normalmente se celebra la final de la competición. El nuevo formato sería
primero una fase de grupos o round robin
y posteriormente eliminatorias desde los cuartos de final. Participarían 18
equipos que serían los clasificados para el Grupo Mundial y dos naciones más.
Al mismo tiempo, se celebrarían
unos play-off con los equipos ganadores de los Grupos Zonales I y los ganadores
ascenderían al Grupo Mundial. De
hecho, por debajo del Grupo Mundial, la estructura no cambia. Tanto los Grupos
Zonales I como los II seguirán disputándose en tres semanas durante el año y
los III y IV en una misma sede en una semana (tal como se hace ahora).
Para que el nuevo formato
funcione, necesita a los mejores. A las grandes estrellas de este deporte. Son
las que traen el dinero, los que llenan las gradas y los que hacen que tanto
patrocinadores como ciudades sede pongan el dinero para que la competición
tenga tirón.
De las múltiples cosas que
cambiarán, quizás para el aficionado la más radical, será la ausencia de series
con local y visitante. Sede única y una semana de competición.
Todo queda pendiente para agosto
y la Asamblea General Anual de la ITF en Orlando en agosto.
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